Sebastián Domínguez Rufo cumple unos 78 años envidiables

Sebastián Domínguez

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Sebastián, más conocido por todos como Rufo, cumplía 78 años el pasado 19 de junio rodeado de sus seres queridos. Criado en la posguerra, conoce el verdadero valor de la vida. Por ello, nunca para, siempre está de aquí para allá, arreglando algo, ayudando, cuidando.

Quien tiene la suerte de disfrutar de su presencia sabe que hay muchas más virtudes en él que defectos.

Es un hombre sencillo, popular, un hombre bueno y agradable dispuesto a echar una mano a quien se lo pida. Ha luchado y trabajado muchísimo, con sus rachas malas y buenas y, a pesar de las circunstancias que se le iban presentando, nunca ha dudado de su fuerza de voluntad. Hoy en día, ahí sigue, en pie y dando buen ejemplo a su familia.

Sebastián ha dedicado muchas horas a la Asociación de Vecinos de San Juan Bautista. También, puso su granito de arena trabajando en Protección Civil. Siempre quiere contribuir al engrandecimiento de las fiestas del pueblo.

Busca su satisfacción personal, y sabe que la mejor forma que lograrla es mediante la cooperación. Y, es que, como decía A. Supertramp, “la felicidad solo es verdadera cuando se comparte”. Tanto es así que, antiguamente, en el terreno donde están ahora edificados los pisos de la familia Caeno frente al Polideportivo Municipal, Rufo montaba un mini cine para los niños de la barriada. Tenía un proyector y los domingos por la tarde se valía de una sábana blanca, un altavoz y unas películas de dibujos de súper 8 y…. voilà!, ya estaba el cine montado. Para los niños eso era lo más, “aunque veíamos las mismas películas repetidas muchas veces”, cuenta su hija Mónica algo nostálgica.

Actualmente, trabaja como representante de venta de mecheros y llaveros que él mismo fabrica, más conocidos como «Rufo el de siempre».

Le gusta mucho andar todos los días sus dos horitas acompañado de su hermano
Bernardo y un gran palo a modo de bastón de senderismo. Así, vemos a los dos Rufos de caminata por el polígono, charlando, parándose a mantener cualquier conversación con cualquier vecino, viviendo.

En palabras de su hija Mónica, “como padre es una persona buena y cariñosa, siempre tiene una sonrisa en la cara y, como abuelo, intenta aconsejar a sus nietos lo mejor posible y siempre inculcándoles que transiten por el camino correcto”.

Desde Palos Punto Cero apreciamos poder rodearnos de personalidades tan benévolas como esta y nos encanta hacerle este pequeño pero más que merecido homenaje. Gracias, Rufo, por ser un vecino, padre, abuelo y marido ejemplar. ¡Feliz cumpleaños!

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