Ibrahima es uno de esos niños fruto del amor entre una palerma y un senegalés. Aunque aparente físicamente mucho más, cumplió 7 añitos el pasado 18 de agosto rodeado de sus familiares más cercanos y amiguitos del parque. Este torbellino, de corazón noble y culo inquieto, lo comparte todo con los demás. Sin duda, eso lo ha sacado de su madre. Tiene un alma pura, alegre y creativa.
Es un fanático del aprendizaje, no hay sobresaliente que se le resista. Le encanta conocer cosas nuevas y probarlas. Desde muy pequeño, le cogía el ritmo a cualquier canción de cualquier género. Dale un teclado y te acabará sacando algún acorde, dale un set de acuarelas y te hará una “obra de arte”
Le chiflan las granizadas, los yogures, las albóndigas con tomate y las golosinas, especialmente las de huevo frito. Siempre tiene hambre, y es que no para. Disfruta del baloncesto y el fútbol, le encanta correr, saltar…Y el color naranja. Y Pikachu, y los SuperZings…¡De mayor quiere ser bombero!
Nuestro protagonista detesta sentirse desplazado (se sentía así al ver a miembros de su familia en el periódico, no entendía por qué él no aparecía, jaja) y que le quiten el móvil mientras está jugando.
Cuando su hermanito Falou estaba en la barriga de mamá, los celos le podían. Desde que este nació en febrero, no hace otra cosa que cuidarlo, no se separa de él. Le encanta ayudar a mamá con el bebé. Y es que juega con él de una forma que solo él puede permitírselo. Lo enjabona en la bañerita, incluso lo mece y duerme en su propio regazo y no para de decirle “Falou, te quiero y siempre te querré”. Son locura juntos.
Sus papis le dedican lo siguiente: “un niño tan especial como tú se merece el amor de todos los que te conocen. Esperamos que tus días siempre estén llenos de felicidad y alegría. ¡Feliz cumpleaños! Te queremos mucho, Ibrahima”.
Para quien escribe esto, Ibrahima es caprichoso por naturaleza. Sin embargo, da valor a lo que merece. Desde muy pequeño, se ha interesado por la fotografía. Años después, sigo rogándole que, por favor, cuide la cámara cuando la utilice. Su “ya lo sé, tata, tu cámara no es un juguete” me tranquiliza a medias.
Cuando era bebé, solo una cosa le calmaba: que le cantara mi canción favorita, ‘Broken Strings’ de James Morrison y Nelly Furtado. Ahora, es más de ‘Te boté’. Aun así, amo nuestra conexión inconfundible, sus “tata, no te vayas” cada vez que me adentro en una nueva aventura y que acepte cada nuevo reto que le proponga con unas ganas inmesurables, desde hacer yoga hasta que me enseñe a hacer un mini truco con el skate.
Ibrahima, eres un niño súper especial para mí y sólo siento orgullo cuando te miro, me sonríes e, inocentemente, me preguntas “tata, ¿qué pasa?”. Te quiero, lobito.
Desde Palos Punto Cero, deseamos que Ibrahima siga siendo un niño feliz y lleno de energía porque alegra a todo el que le rodea.
¡Felices 7, bombón de chocolate!