De pequeña, era de rostro serio y apenas hablaba con nadie, lo que no le quitaba esa carita tan graciosa. Solía hacer natación y le encantaba irse de campamento con el Grupo Kim de los Scouts, a lo que aprovechaba su abuelo para echarle un vistazo y, de paso, llevar sandías o lo que se le ocurriera para todos.
Nuestra protagonista cumplió 37 años el pasado 15 de agosto. ‘La negri’ parece una persona muy echada para adelante y lanzada, pero es, realmente, una persona tímida, le da corte la mayoría de las situaciones cotidianas.
Siempre ha sido muy flamenca, hasta cantó en su comunión ‘Las gitanas de Madrid’. En palabras de su madre, “no es gitana, pero si lo fuera, no sería más gitana, porque tiene ‘to’ el arte. Me ha dado dolores de cabeza toda mi vida, pero desde que se casó hace once años con Tall está más centrada, cuida bien de su familia y tiene su grupo de amigas, que la quieren mucho”.
Su marido, con una sonrisa, le dedica: “lo que puedo decir es que ella es una buena persona, tiene un corazón muy bondadoso, al igual que su abuelo Leonardo y su madre Ángela. Esto mismo hace que nuestra relación siga hacia adelante, la quiero mucho”
Bien es cierto que Mari es muy querida también por su grupo de amigas, las cuales la consideran una persona generosa a más no poder y que siempre está ahí, en las duras y en las maduras. Lourdes nos cuenta que se conocieron con apenas 18 años, “en nuestra época más loca”, apunta. Tras muchos años sin verse, se volvieron a encontrar trabajando y, desde entonces, quedan cada día para ir con los hijos de ambas al parque. “Me he encontrado a una Mari Ángeles más madura y responsable, con tres hijos preciosos. A pesar de las dificultades que la vida le ha puesto, es una madre estupenda, luchadora, que se dedica a sus niños en cuerpo y alma con alegría y fortaleza. Lo que la hace tan especial es su interior, sigue siendo una niña con ganas de reír, jugar a fútbol y a todo tipo de juegos. No nos deja aburrirnos, se le ocurren locuras que ni siquiera a nuestros hijos se les pasa por la cabeza, jaja. Te deseo toda la felicidad del mundo y que nunca pierdas esa alegría que te caracteriza. Te quiero, amiga”.
Continúa su amiga Lucía: “mi Mari es una madre ejemplar, tiene tres hijos maravillosos que considero yo como mis sobrinos, respira por y para ellos y los adora; ojalá pueda yo llegar a ser igual con mi futuro primer bebé. Cuando se murió mi mamá, ella fue la primera personita que me abrazó y me consoló. Sucedió en plena pandemia y, aun así, dejó al niño pequeño con su madre y vino corriendo para estar conmigo. Esto no tiene precio. Para mí ha sido, es y será la mejor amiga de todo el universo, mi hermanita pequeña. Además, tiene una familia maravillosa que siempre me ha tratado como si fuera una hija más y eso se aprecia mucho. La Mari será siempre mi ejemplo, mi motor, la alegría de mi vida, te quiero mucho, amiga”.
Desde Palos Punto Cero le deseamos una dulce estabilidad y que siga repartiendo tanto amor. ¡Felicidades, guapa!