Ángel y José, como buenos millennials, se conocieron por Internet. Palermo y palentino, respectivamente, solían chatear con frecuencia. Cierto día, optaron por quedar en Sevilla y hacer noche en el hotel del Estadio Olímpico. A partir de ahí, siguieron mandándose mensajes hasta que, tras verse varias veces en persona y Ángel visitarlo en Palencia, se hicieron pareja un 31 de mayo de 2013.
Un amor así, del que se cultiva y fortalecido por la distancia durante un año y medio, no podía acabar de otra manera que con la de nuestro vecino haciendo las maletas y mudándose a Palencia: “si pudimos aguantar eso, nuestro amor es duro”, nos cuenta. “Hemos ido cultivando un amor sincero y muy verdadero, un andaluz y un palentino unidos en la distancia y ahora seguimos construyendo nuestra vida. Llevamos siete años viviendo juntos”.
Dice Ángel que lo que adora de su pareja es lo buenísima persona que es, ser generoso y trabajador. Para José, Ángel es muy buena persona, también generoso y trabajador, pero, sobre todo, valiente. Cualquiera no apuesta en el amor de esa forma hoy en día. Sin embargo, no puede con la cabezonería y testadurez del palermo, al cual le duran los enfados más de un día…
Os preguntaréis si la pareja dio un pasito más en su relación. La respuesta es un rotundo y maravilloso sí. Rodeado de sus seres queridos y después de reproducirle un vídeo con fotos y frases de ambos, Ángel le leyó una carta en la que expresaba su deseo de que se casaran. José, emocionado, afirmó con toda la felicidad del mundo.
Tras dos años de incertidumbres, de aplazamientos y de darle muchas vueltas a las ideas, decidieron unirse en matrimonio el pasado 4 de septiembre. Lo que no quita lo mal que lo pasaron el día que tenían planificado casarse, pero que tuvieron que posponer: “un momento duro donde los haya, pues nuestras ilusiones estaban a tope con la boda y en un momento todo se tuvo que parar.
Aún recuerdo el día de la no boda. Lloré como hacía tiempo no lo hacía”.
Finalmente, la celebraron en Jardines del Odiel por todo lo alto, acompañados de sus 134 invitados. Siempre buscándole el lado positivo a las cosas, como que la hicieran en un momento donde casi todos estaban vacunados.
La luna de miel aún la están disfrutando mientras nos cuentan todo esto. Han estado por ahora en Viena, regalo del hermano de Ángel. Ahora, se relajan e intentan descansar en Canarias. En cuanto a aumentar la familia, les sobra y les basta con sus perritos, Nano y Galleta, a los que adoran con locura.
¡¡QUE VIVAN LOS NOVIOS!!