Bienvenida al mundo, Martina Romero Cuaresma

El 11 de abril es ya, y para siempre, una fecha inolvidable para Emma Cuaresma Mejías y Juan Manuel Romero Aguilar. Y es que es el día en el que vino al mundo su primera hija, Martina. Con un peso de 3 kilos y 680 gramos, la pequeña Martina se convertía en la primera hija de la pareja, que se había casado en 2019.

La noticia fue tan esperada como bien recibida por Emma y ‘Chena’, que llevaban un tiempo buscando. Además, Martina no vino sola, y es que la hermana de ‘Chena’ tiene un niño con el que la pequeña Martina se lleva apenas dos meses. Un primito de su edad.

Nos cuenta Emma que recibió la noticia del embarazo con mucha alegría, aunque también con nervios, lógicamente: “Yo quería una niña y en la ecografía de la semana 20 me confirmaron que, efectivamente, venía una niña”, confiesa. El embarazo fue bien, aunque los papis tuvieron algo de preocupación porque “Martina estuvo de nalgas casi todo el embarazo y al final hubo que hacer cesárea programada”.

Ante esto, y con la cesárea programada, Emma nos cuenta que el parto fue muy rápido: “Entré en quirófano a las 10 de la mañana y a las 10:50 Martina estaba ya en el mundo”. Cuando le preguntamos a la mamá por lo que sintió al coger en brazos por primera vez a su hija la respuesta es contundente: “Es algo que no se puede explicar, sinceramente. Es algo que se siente. Yo no encuentro las palabras para describírtelo. El que es padre, lo siente. Y es un sentimiento muy extraño. Por una parte, es de felicidad total, pero por otra, es de miedo. En ese momento la cabeza te hace ‘click’ y sabes que tu vida ha cambiado para siempre, pero sin dudas es lo más grande y bonito que te puede pasar en la vida”.

Con algo más de 3 meses y medio, Martina de momento les da tregua a sus padres a la hora de dormir: “Por la noche es buenísima, duerme casi toda la noche entera. Su última toma de biberón es a las 01:30 y hasta las 07:00 u 08:00 no da que hacer. Es genial. Duerme bien, aunque come algo peor”, explica Emma, que en el momento en el que hablamos con ella nos cuenta que tiene a Martina en su hamaquita, pues “le gusta mucho estar sentada y se lleva todo el día hablando y riéndose. Es súper simpática”.

A la pequeña Martina, sus padres le dedican las siguientes palabras: “Martina, la niña de mis ojos, la alegría de mi vida. Ella es mi corazón, mi alma, lo mejor y más bonito que me ha pasado. La fuente de muchas risas y algunas lágrimas. Ella es mi mundo”.

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