La heladería artesana 19 palmeras, sita en la calle Ancha de Punta Umbría, ha logrado ser la 3ª heladería de España y la número 30 del mundo. El secreto: “Poner pasión en lo todo lo que se hace y huir del conformismo”. Isabel lo tiene claro: “Cuando amas tu trabajo, todo te parece poco y siempre andas en busca de la excelencia”. Nuestra protagonista nació en Nerva, pero con 27 años descubrió la grandeza de nuestro pueblo y experimentó lo que ella denomina “un profundo flechazo por Punta Umbría”, un amor que permanece intacto tras 31 años de relación…
Isabel nació en Nerva hace 53 años. Casada con Jesús López Gil, también nervense, y madre de dos hijos, Raúl y Víctor, lleva unida a Punta Umbría 31 años.
Su vida laboral y la de su esposo, desde siempre, ha estado ligada a los negocios de hostelería, pero Rita, gran mujer a la que Isabel ha admirado toda la vida, la sedujo para que se hiciera cargo de la heladería que ella misma gestionó durante años y que luego pasó a manos de Emilia. “Cuando Rita nos sugirió a mi marido y a mí hacernos cargo de la heladería, me asusté. No tenía ni idea del mundo de los helados”, confiesa Isabel echando la vista atrás…
Dicen que el miedo, en su justa medida, es adaptativo, pero cuando te paraliza, pasa a ser un serio problema. Isabel y Jesús se liaron la manta a la cabeza y, con miedo pero con determinación, dieron el paso de afrontar esta nueva e inquietante etapa. La decisión estaba tomada…
Los inicios fueron complicados. Isabel confiesa haberse sentido desbordada. Tuvo vértigo al mirar todo lo que le quedaba por delante para llegar a controlar las riendas de su obrador, que pronto sería para ella su segunda casa. A pesar de esas emociones, supo que era cuestión de tiempo y de implicación. Todo camino empieza por un primer paso…
Comenzó entonces un periplo de formación que empezó por la visita a la Feria del Gelato en Valencia. Rita acompañó a Isabel y Jesús a este evento, muy segura de que al contactar con este mundillo se quedarían pegados a él. Fue allí donde Isabel descubrió su vocación. Allí se inició un intenso camino de formación que a día de hoy no ha concluido.
Isabel quedó prendada por los sabores, colores, texturas, presentación… Esa feria valenciana marcó un antes y un después en su vida, un punto de inflexión a partir del cual la ilusión por descubrir nuevas sensaciones para el paladar llenaría su vida.
A día de hoy nuestra protagonista, Isabel, y su marido, se sienten profundamente agradecidos a la oportunidad que Rita les puso en bandeja. Desde que descubrió el apasionante mundo del ‘gelato italiano’, hace 21 años, ha trancurrido toda una vida de ilusiones, retos y descubrimientos. Para ella “el gelato de 19 palmeras es mucho más que un producto exquisito, es toda una filosofía original, única e inimitable”. Como ella misma explica, “mis gelatos son el auténtico sabor de la pasión, diseñados por y para transmitir sensaciones exclusivas a un mercado diverso de clientes con necesidades y gustos diferentes”.
El conformismo nada tiene que ver con ella, que día a día se esfuerza por innovar: “Para satisfacer el paladar exigente de los amantes del helado, no basta con copiar colores ni conceptos, hay que tirar de ingenio y de pasión, y es ahí donde nosotros nos hemos dejado la piel”.
Mientras Jesús trabaja en la gestión de la empresa, Isabel pasa las horas buceando en su obrador, un santuario del que a veces le cuesta trabajo salir…“Cuando entro en el obrador, se me dispara la creatividad. La innovación y no perder la ilusión ni las ganas es algo necesario para poder ofertar un producto diferente para cada capricho. Para eso estoy yo”.
A pesar de que Isabel apenas sale de su “sala de máquinas”, se siente enormemente valorada y querida por su clientela, y es que cualquiera que los visita sabe que “cada cucurucho y cada tarrina lleva lo mejor de nosotros”.
Los gelatos de 19 Palmeras “son el resultado de la confluencia de dos ingredientes: por un lado, la composición de los helados, basada en una seleccion exclusiva y exquisita de materia prima de inmejorable calidad, procesada con responsabilidad. Y por otro lado, la ilusión y la pasión por el trabajo bien hecho, que da ese plus de sabor a vida que tanto necesitamos en los tiempos que corren”. En definitiva, hacer un producto técnicamente sabroso y saludable, y además, hacerlo con amor es la clave del éxito… Ahí reside el secreto de esa explosión de sabor que hace volver a sus clientes un año tras otro.
SABOR Y SALUD
Cuando las temperaturas nos castigan, Isabel nos brinda la mejor manera de combatirlas. Refrescarse por fuera y mimarse por dentro. Para ello, los gelatos de 19 Palmeras ofrecen la forma más saludable de salvar las olas de calor que nos asolan. Combinar placer y salud es el objetivo de un helado con pretensiones, objetivo que marca el día a día de nuestra protagonista.
En este sentido, Isabel huye de usar productos hiperpalatables que potencian el sabor a costa de convertir el producto en adictivo y poco saludable. Los gelatos de Isabel y Jesús apuestan por lo natural, porque considera que el placer no debe estar reñido con la salud. Así, ella no hace helados “con sabor a frutas”, hace helados “de frutas”, usando fruta fresca (fresas, arándanos, melón, mango…) para su elaboración. De ese modo, controla los ingredientes evitando azúcares o grasas poco recomendables.
EL LADO EMPRESARIAL
Para hacer un producto de máxima calidad hay que usar materias primas de primera. Ello supone asumir facturas elevadas de proveedores, un alto coste de producción que repercute en la cuenta de resultados de la empresa. “Nosotros asumimos ese extracoste tratando siempre de no repercutirlo al cliente, pero evidentemente eso supone un enorme sacrificio por parte de nuestra empresa, que también está soportando el incremento de las facturas de luz, del agua, de los alquileres, etc… Nuestros márgenes de beneficio están muy ajustados y no resulta fácil sacar adelante el negocio. Nuestro sistema de gestión, por otro lado, está siempre ajustado a la legislación, porque entendemos que es la forma más segura de trabajar, aunque también la más costosa. Nuestra apuesta por la legalidad es firme y sin fisuras, y en esa línea estaremos siempre”, afirma Jesús.
A las dificultades comentadas, además, y para más inri, “se suma la imposición por parte del Ayuntamiento, de una hora de cierre muy temprana, las dos y media de la madrugada”. Teniendo en cuenta que a la heladería, los clientes van después de cenar, “tenemos un intervalo muy corto de tiempo para poder rentabilizar el negocio”. Así que… “tras las pérdidas acumuladas durante los dos años de pandemia, estas limitaciones van a poner la puntilla a muchos negocios de hostelería en nuestro municipio”.
A día de hoy, 19 Palmeras sigue en pie y funcionando “gracias a que mi marido y yo hemos sabido distribuirnos el trabajo parcelando las tareas de cada uno. Los dos somos trabajadores incansables y no nos achicamos en momentos de dificultad como el que estamos viviendo todos los hosteleros. Mi hijo Víctor se ha sumado al equipo y contamos con un personal que trabaja con diligencia y mucho agrado. No me queda más que estar agradecida a mis clientes, a mis compañeros de trabajo, a Rita y a la vida por seguir tan ilusionada como el primer día en aquella feria de Valencia… ”.
MIRANDO AL FUTURO
Isabel es amiga íntima de la excelencia y, mirando hacia ella, renueva día a día sus ilusiones. No se deja minar por las dificultades. La fuerza y la constancia definen su trayectoria. Por sus venas corre sangre nervense pero su corazón late con más fuerza cuando pisa Punta Umbría.
Isabel es una mujer puntera y su gelato de milhojas el mejor embajador de nuestro municipio.