La Asociación Sísifo recupera la normalidad tras dos duros años de pandemia

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Hablamos con Roberto Núñez Roales, presidente del Grupo Municipal de Terapias Asociación Sísifo, quien nos relata algunos de los últimos eventos en los que la organización ha participado, además de hacer un recorrido por los difíciles momentos que trajo la pandemia.

A escasos meses de cumplir 30 años, la Asociación Sísifo recupera su actividad habitual tras las restricciones que trajo consigo la pandemia de Covid 19. El Grupo Municipal de Terapias nacía en febrero de 1993 y desde entonces no ha parado de luchar para conseguir que cientos de personas consigan superar sus adicciones y vuelvan a vivir una vida en libertad.

Considerada como una enfermedad, la adicción es un yugo que destroza la vida de quien la padece, tanto su vida como la de sus familiares: «Usamos la palabra enfermedad, aparte de porque la adicción está reconocida como tal, porque cuando la dependencia te coge, tu cuerpo necesita el consumo para poder vivir. Uno no consume porque quiere, sino por necesidad. De ahí todas las barbaridades que los enfermos hacemos cuando estamos en activo”, apunta Roberto.

Para superar esta difícil situación hace falta muchísima fuerza de voluntad y, por supuesto, mucho apoyo. Ahí es donde entra Sísifo con sus terapias y actividades. Unas terapias y actividades que se vieron muy afectadas por las restricciones de la pandemia, con el peligro que ello conlleva para los enfermos que se encontraban en rehabilitación: “Fueron momentos muy complicados. Hubo instantes en los que el seguimiento que teníamos que hacer a los enfermos que más nos necesitaban se hacía a través de videollamadas. Después, cuando las medidas se relajaron, volvimos a las terapias presenciales, pero con grupos de 8 o 10 personas en lugar de 60 o 70, que era lo habitual. Lógicamente, la salud prima y teníamos que cumplir con todas las medidas sanitarias, pero claro, hacer grupos pequeños implicó que tuviésemos que hacer un mayor esfuerzo y ofertar más horarios durante todos los días de la semana”, recuerda el presidente de Sísifo.

Con respecto a las recaídas durante la pandemia, Roberto explica que “el confinamiento, en cierta medida, vino hasta bien para este tema. Date cuenta de que todos los bares estaban cerrados y la movilidad estaba restringida, con lo que la tentación era menor. Una de los consejos fundamentales que damos para los enfermos de iniciación es que no salgan de casa. También ha tenido su parte positiva el hecho de que hubiese grupos reducidos durante la pandemia, pues la atención era más personalizada. No obstante, la parte más negativa, desde el punto de vista de la asistencia a las terapias, es que había muchos enfermos que al estar en grupos distintos no se han conocido hasta hace poco. Y en la superación de la dependencia es muy importante estrechar lazos entre todos y sentir el apoyo de otras personas con circunstancias y problemas similares. Además, la situación se hacía más dura aún, por toda la incertidumbre, para los de iniciación. Cuando decides dar el paso y cambiar de vida es cuando más ayuda y seguimiento se necesita, pues es el momento en el que más te tira la dependencia”.

En la actualidad, la Asociación Sísifo ofrece terapias los lunes, para los de iniciación (aquellas personas que llevan menos tiempo), desde las 20’30 horas hasta las 23,30 o 00’00. Los jueves, en el mismo horario, es el turno para los enfermos de seguimiento (aquellos que llevan más años en terapia). Ambos grupos están tutorizados por los monitores de la asociación y sostenidos por otros enfermos, que llevan ya más de 4 o 5 años en terapia, que vienen en calidad de apoyo. Además, es importante destacar que los enfermos que forman parte de los grupos de terapia suelen venir acompañados de familiares. Y es que el apoyo familiar y de otros enfermos se antoja fundamental para mantener la dependencia bajo control.

Por otra parte, los martes, miércoles y viernes, de 20’00 horas a 22’00 horas hay una persona de guardia en la asociación disponible para algún enfermo que se encuentre mal o para dar información a alguna persona que la necesite.

Al margen de sus actividades diarias, Sísifo también ha vuelto a participar de eventos con carácter extraordinario, como la comida de convivencia que realizó hace unas semanas o la colaboración, con la Hermandad de la Virgen de los Milagros, para los preparativos de las fiestas en honor a la Patrona. Así, el Simpecado irá un día a la asociación y el pueblo de Palos lo visitará: “los enfermos servirán bebidas a la gente, lógicamente sin alcohol, y es una terapia muy positiva porque nos da visibilidad y nos permite enfrentarnos a la realidad. A veces, el enfermo tiene miedo de la reacción que la gente tendrá hacía él. Sin embargo, cuando te enfrentas a esto, ves que el pueblo te apoya y que valora que estés luchando por ti dando este paso”, relata Roberto.

Además de estos eventos, desde Sísifo ya se trabaja para organizar otra jornada de convivencia y una de senderismo por la Sierra de Huelva.

 

ADICCIÓN

Como no podía ser de otra manera, el presidente de Sísifo nos da algunas pinceladas acerca de la cruda realidad de la dependencia: “Donde esta entra, lo destroza todo. Tú vives para consumir, y es que el consumo está por encima de todo. Por encima del trabajo, de comer, de dormir, de ser padre, de ser hijo, de ser marido, etc. Por eso, la dependencia hace que faltes al respeto, que mientas o manipules. Para que te hagas una idea, yo llegué a decir, totalmente convencido, que no iba a consumir más y poco después he tirado llorando al Torrejón. Cuando la dependencia te llama, muchas veces claudicas. Es por ello que la familia es importante y es por eso mismo que acudir a terapia es fundamental. A veces las familias no saben cómo ayudar al enfermo e intentan tapar algunas de las cosas que hacen. Esto, al final, lo único que hace es ayudar a la dependencia. Por eso los familiares, aparte de apoyar al enfermo, también tienen que venir a terapia e informarse”, ilustra el presidente de Sísifo, que también quiere dejar patente, entre otras cosas porque lo ha vivido en primera persona, que “está claro que una vez que el enfermo quiere, porque tiene que querer salir de la vida que lleva y reconocer que tiene un problema, puede poner la situación bajo control. Con esfuerzo se puede. Como siempre digo, si he podido yo, puede todo el mundo. Eso sí, hay que luchar mucho, hay que echar muchas lágrimas, pero el fruto llega y te cambia la vida por completo. Vuelves a tener la oportunidad de ser una persona normal, con sus virtudes y sus defectos, con sus momentos malos y sus momentos buenos, pero libre del yugo de la dependencia”.

Roberto finaliza con una reflexión, sobre la vida, de la que todos deberíamos tomar nota: “La vida es una lucha constante, pero tienes que decidir tú y aprender de tus errores. Por eso, debemos concebir nuestra vida pasada como una lección de la que aprender, pero en ningún caso puedes convertirte en prisionero de tu pasado”.

 

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