Joan Jordi Escrivá toma el testigo de Don Marcos al frente de la Parroquia de San Jorge

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Joan Jordi: “Mi misión continúa, es necesario dar calor y sabor a esta sociedad que a veces está llena de tristeza y desolación, sobre todo después de la pandemia

 

Aficionado a la lectura, la natación, y a los largos paseos, Jordi, como todos lo conocen, ha llegado a Palos de la Frontera para ser el nuevo párroco de la Iglesia de San Jorge Mártir.

Nacido en La Font d’en Carròs (Gandía) hace 62 años, es el primer nieto fraile para alegría de su abuela paterna, que pertenecía a lo que hoy llamamos Orden Franciscana Seglar. Ella tenía entre sus funciones, dentro de la Orden, acoger a los frailes cuando venían a su localidad a reuniones, a predicar, a la limosna, etc… por lo que nuestro protagonista, desde bien pequeño estuvo rodeado de frailes, a los que muchas veces se cruzaba en el pasillo de casa.

Su abuela quiso un hijo fraile. De los diez hijos que tuvo, no parecía -en principio- una misión imposible. Sin embargo, no pudo ser. Ninguno de sus diez hijos tomó ese camino. No le dio la vida un hijo fraile, pero sí un nieto, Jordi…

Nuestro protagonista entró en el seminario menor muy joven, a los once años y poco a poco fue descubriendo “lo apasionante que podía llegar a ser la misión de transmitir a la sociedad un mensaje cargado de esperanza” nos confiesa Jordi. “Hoy día, tras haber sufrido la pandemia, vemos a muchas personas en situación de desencanto, miedo y desilusión. Por ello, es importante, hoy más que nunca, acercar el amor y el mensaje de Dios a la sociedad, para que las personas puedan vivir esperanzadas”. Nuestro nuevo párroco tuvo momentos, en su juventud, de debatirse entre ser maestro, como deseaba su padre, o ser cura, como deseaba su abuela. Finalmente hizo una fusión entre ambos deseos para ser lo que es hoy, “un maestro en la fe dedicado a anunciar allá por donde voy el inmenso amor de Dios”, y así, todos contentos…

Para el nuevo párroco de Palos de la Frontera, en su misión “es fundamental la cooperación entre la parroquia y las distintas asociaciones de vecinos”, que siempre han jugado un papel fundamental en su día a día a lo largo de sus más de 35 años de experiencia como fraile. Los movimientos vecinales juegan para él un rol importante a la hora de mantener y recuperar tradiciones, actividades deportivas y culturales que han estado siempre muy relacionadas con las distintas fiestas religiosas, y que si no se potencian, van desapareciendo con el paso del tiempo.

Jordi inicia hoy una nueva etapa. Afronta el reto de iniciar una nueva vida en un pueblo que nada tiene que ver con sus anteriores destinos. Viene de Zaragoza para establecerse en Palos de la Frontera, trazando una diagonal en el mapa de España, pero eso sí, sin miedo y con mucha ilusión, consciente de que “mi misión de difundir el amor de Dios es idéntica en cualquier rincón del mundo”.

A pesar de sus raíces valencianas, ha pasado casi toda su vida fuera de Valencia, residiendo gran parte de ella en Aragón. En Zaragoza estuvo dos veces destinado, sumando un total de 15 años. Allí se ordenó a cura y allí vivió sus primeros seis años como tal, donde participaba muy activamente tanto en las asociaciones de vecinos como en la parroquia, “tratando de unir siempre las dos fuerzas para hacerlas confluir en la misma línea de trabajo”. En esta primera etapa lo hicieron incluso delegado de Juventud de la asociación de vecinos a la que pertenecía. Tras 6 años en Zaragoza, cambió de destino, pero 20 años después volvió a caer en tierras mañicas, encontrándose un barrio muy diferente al que dejó años atrás. Su población se había multiplicado por cinco. Nada era igual. El paso del tiempo todo lo cambia.

En Zaragoza ha permanecido los últimos 9 años que han estado repletos de grandes retos. Había que sacar ambiciosos proyectos hacia adelante. Pero esa lucha por sacar adelante los proyectos encomendados no estaba reñida con la cercanía a los vecinos de su parroquia. Siempre se mantuvo en disposición de aconsejar o ayudar a todo aquel que lo interceptara durante sus paseos por las calles a cualquier hora en busca de unas palabras sinceras o de aliento. Esta magnífica relación con los zaragozanos le llevó incluso a ganarse la condecoración de Vecino de Honor este mismo año 2022.

Pero no todo ha sido siempre miel sobre hojuelas, y “como en toda vocación o matrimonio”, nos confiesa, “en ocasiones llegan las crisis o dudas sobre la decisión tomada, pero finalmente la fe siempre se ha sobrepuesto”.

Palos de la Frontera es un destino totalmente inesperado para él, llega a un nuevo lugar donde debe partir de cero, y es por ello por lo que en los próximos días dentro de su agenda solo se encuentra el “empaparme de las distintas realidades sociales que existen en el pueblo, además de conocer personalmente a todos los fieles”. Mucho trabajo por delante, pero que afronta, eso sí, con mucha ilusión y esperanza. “Acercar al hombre de hoy a Cristo. Esa es mi misión en cualquier destino. Ahora tengo que aterrizar, conocer estrechamente la esencia de Palos de la Frontera y sus realidades locales, y a partir de ahí, poner todo mi empeño e ilusión en trabajar en beneficio de todos los palermos”, concluye Jordi esta entrevista con Palos Punto Cero.

Desde este periódico deseamos al nuevo párroco que sea muy feliz y que sienta en su día a día el cariño y la cercanía de los palermos. Jordi ha llegado a un entorno único del que seguro sabrá disfrutar.

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