El párroco de Punta Umbría hace un llamamiento para que los vecinos de la localidad se sumen a los programas de voluntariado que tienen desde Cáritas y otros colectivos sociales
¿Qué valoración hace de la situación actual en España con la crispación política existente?
El ser humano está pasando por un momento de muchísimas confusiones y existe un bombardeo constante de distintos mensajes y se hace complicado tener un criterio firme. Por eso creo que es necesario calmar un poquito los ánimos y acercarse a lo que es esencial para el beneficio del ser humano y dejar a un lado los intereses particulares y mirar más hacia los intereses comunes.
A nivel internacional también hay mucha crispación con guerras como la de Ucrania y ahora con la de Gaza, ¿qué opinión le merece?
Desde mi posición de sacerdote suscribo las palabras del Papa Francisco que hace referencia al momento que se está viviendo a nivel mundial que lo llama tristemente tercera guerra mundial por capítulos. Cada vez están apareciendo más focos de enfrentamientos en lugares muy dispares del planeta que están afectando al resto del mundo y nuestra mirada está en esos lugares y de qué manera nos está afectando al resto de países. Por ello hemos de tomar conciencia de que estamos viviendo un momento de guerra mundial, aunque nuestro país no esté directamente implicado en un conflicto, pero debido a las relaciones internacionales entre los países puede que de un momento a otro empiecen nuestros gobiernos a querer intervenir en uno de estos conflictos y entonces los capítulos que vienen a continuación puede que sean mucho más perjudiciales para nosotros.
Sería un momento de que las personas de a pie se unieran por la paz…
Sí, ya lo estamos haciendo con mensajes desde las parroquias y los distintos colectivos, que estamos apostando mucho por las asociaciones y crear espacios de comunicación donde las personas dialoguemos, siempre desde el respeto y la tolerancia y que contagiemos a los demás ese deseo de luchar por los derechos humanos. No olvidemos que eso está ahí, que es nuestra carta de presentación que, para nosotros, por encima de restricciones, de programas políticos y de Gobierno, está una Declaración Universal de los Derechos Humanos que es lo que nos afecta a toda la humanidad. Nuestra intención es contagiar al ciudadano de a pie de que por encima de todo están los derechos humanos, independientemente de ideologías, de creencias religiosas y de posturas en la sociedad, hay algo que nos afecta a todos que es salvaguardar los derechos humanos.
¿Observa crispación por estos temas en Punta Umbría?
En el pueblo participamos en una comisión en la que estamos distintas asociaciones y servicios sociales, es decir, todos aquellos colectivos que compartimos espacios y tiempo en distintos momentos del calendario de nuestro pueblo. Aprovechamos lo que nos une para apoyarnos los unos en los otros con los distintos programas que organizamos. Así nos acompañamos, nos apoyamos y nos animamos y aunque tengamos diferentes ideas sobre la política, la religión y otros temas, vamos buscando siempre el ser una comunidad humana unida, ya que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos pueden diferenciar. Unas veces la iniciativa parte del Ayuntamiento, otra de los Servicios Sociales, otras veces de parte de distintos colectivos como asociaciones de vecinos, hermandades, etcétera, y lo que hacemos es apoyarnos los unos a los otros. Por eso, siempre tienen éxito estas convocatorias, porque nos unimos, nos invitamos y con nuestra presencia nos estamos apoyando. Son espacios de diálogo, de comprensión, de convivencia, de compartir porque nuestra mentalidad es la de ir creciendo y promocionando y, si por el camino nos encontramos con problemas y obstáculos, nos apoyamos los unos a los otros para encontrar soluciones y así puedan progresar todas esas personas que necesitan promoción en su vida.
Entonces, la crispación en Punta Umbría es baja, ¿no?
En su momento sí que la hay, cuando surgen de repente algunos motivos para crisparse, pero nosotros somos gente pacífica. Somos un núcleo que tiene una particularidad, que en el invierno somos menos y en el verano somos más y procuramos que el clima y el ambiente que se respira en el pueblo de Punta Umbría sea un espacio pacífico de convivencia, de diálogo y de respeto.
¿Cómo valora los casos de pederastia dentro de la Iglesia?
Pues con dolor, con pesar, con apoyo y con solidaridad siempre con las víctimas. Nuestra postura es la de estar siempre del lado de la víctima y que aquellos que provocan estas situaciones y cometen estos delitos sean debidamente juzgados, castigados y sancionados. No tiene nada que ver la doctrina católica con el sentido común y con las leyes de la sociedad. Dios nos dice a nosotros que perdonemos a aquellos que se arrepienten y lo hacemos, pero también dice Jesucristo que lo que es a Dios se le dé a Dios y lo que es del César se le dé al César, y eso significa que cuando alguien dentro de la Iglesia comete un delito tiene que pagar como todo ciudadano.
Se están tomando medidas también dentro de la propia institución, ¿no?
Lo que en un pasado era un tema tabú y oculto, que se lavaba los trapos sucios de puertas para adentro, pues hoy la Iglesia tiene una postura más abierta, de hecho, se han creado dentro de cada diócesis y en las parroquias unas delegaciones para detectar casos y posibles abusos y que se gestione desde esa área, y siempre con la Justicia por delante.
¿Cree que actualmente hay una pérdida de valores en la sociedad?
Es una situación un poquito ambigua, porque en un principio parece que se están perdiendo valores pero también hay un resurgir de intención porque la situación a veces ha llegado a un extremo de falta de respeto y de valores y hay un impulso ahora mismo por parte de las familias, sobre todo, que están demandando apoyo para que se pueda educar a sus hijos en unos valores consolidados, que puedan darle la oportunidad de ser personas con una mentalidad y unos criterios firmes para ser unos buenos ciudadanos y buenas ciudadanas. Pero estamos en ello, hay una crisis de valores, no diría tanto pérdida como que sí hay crisis en los valores y en la concepción de los mismos. Por eso apostamos mucho desde el área de la educación que nos toca a nosotros por transmitir y no solo enseñar, sino dar ejemplo, porque yo puedo decir haz esto para ayudar al prójimo, pero a lo mejor no lo estoy haciendo así. Hay que dar valores desde el ejemplo, no solamente desde la enseñanza, sino desde el testimonio.
¿Cuál de esos valores debería de incentivarse especialmente?
El respeto a los mayores, el tenerlos en cuenta porque son para nosotros fuente de sabiduría y de experiencia y no se les puede dejar tan pronto. Hay que entender que todavía tienen una función importante dentro de nuestra sociedad. Hay culturas que valoran mucho ese respeto y consideración a los mayores y, en nuestra sociedad, a veces al mayor se le está escondiendo, ocultando e infravalorando y se le está quitando de en medio en muchos casos. Es verdad que hay que darles paso a las nuevas generaciones, pero sin perder de vista que el mayor siempre va a ser para nosotros un punto de referencia importante.
La soledad, precisamente, parece ser uno de los males de esta sociedad, ¿qué se puede hacer para mejorar en este aspecto?
Pues me has tocado la fibra sensible porque precisamente uno de los programas que ahora mismo están teniendo más aceptación dentro del trabajo que Cáritas tiene que ver con esto. Cáritas no hace solamente la labor que nosotros conocemos de recoger alimentos a las personas necesitadas, sino que hace también una labor de cuidados a aquellas personas que son más vulnerables. Y hay unos programas que se están realizando ya en zonas más despobladas, como la Sierra o en Andévalo, donde la población del mayor es bastante importante y los jóvenes están emigrando a otros lugares porque es donde encuentran oportunidades para trabajar y se están quedando muchas personas mayores solas. Entonces, se están organizando programas de acompañamiento, de organizar eventos para que los mayores puedan tener espacios para reunirse y dialogar y se está cogiendo la experiencia de ofrecerles a jóvenes que compartan con los mayores algunas de estas actividades. Está teniendo unos resultados increíbles y me gustaría traerme esos programas a Punta Umbría y la zona de la Costa para que esos programas de acompañamientos de mayores les den la oportunidad a personas más jóvenes de compartir y aprender de las personas mayores.
El otro día estuve presente en un taller muy curioso sobre compartir los juegos de cuando se es niño y las personas mayores compartían con los más jóvenes aquellos juegos a los que jugaban cuando eran niños, y los jóvenes pues también enseñan los juegos que ahora tienen. Y fue una experiencia muy enriquecedora porque así vamos aprendiendo los unos de los otros, y eso es lo que se llama crear una sociedad fraterna y solidaria.
¿Qué observa de estos temas en Punta Umbría?
En la parroquia tenemos un voluntariado de personas que visitan a otras personas que están solas, lo tenemos muy bien organizado porque está repartido por barriadas y por calles y siempre nos enteramos de una persona que está enferma, de una persona que ha tenido que ingresar en el hospital, que le han dado el alta, de la que está necesitando que se le vaya a ayudar para acompañarla al médico o a la farmacia a recoger medicamentos. Entonces, hay una red de comunicación importante a través de personas y es de reconocer esta labor. Van una o dos veces por semana a visitar a personas que están solas, y hay un contacto continuo, porque es verdad que también funciona muy bien el servicio de ayuda a domicilio, pero todos sabemos que la ayuda a domicilio tiene unas horas muy limitadas y el resto de las horas la persona está sola. Por eso compaginamos para que la persona tenga sus horas de este servicio, pero también tenga ese acompañamiento voluntario que se hace por parte de las visitadoras y eso está controlado. Y en este sentido, es importante esa coordinación que existe en Punta Umbría entre la distintas asociaciones y colectivos. También estamos en contacto con el centro de mayores que da la oportunidad a estas personas que están solas de tener la información y la programación que se hace desde el centro de mayores. Algunas pueden asistir al centro y otras no, entonces se busca la manera de que aquello que se hace en el centro de mayores se haga en las casas con las personas que están solas, y eso es lo que se hace con el voluntariado. En eso nos centramos desde la parroquia, en fomentar el voluntariado y darle a la gente actividades de servicio y de acompañamiento a los demás.
¿Qué mensaje daría a todos los vecinos de Punta Umbría con motivo de la Navidad?
Hago un llamamiento en estas fechas navideñas para que los ciudadanos y ciudadanas se acerquen y conozcan otras realidades sociales, las más vulnerables, donde tienen mucho que ver y que aportar. Se trata de apelar a la solidaridad como fuente de esperanza en un tiempo de espera y esperanza como es la Navidad. Es una época donde socialmente se crea un clima de solidaridad y en la religión católica se da ese mensaje de reconocimiento de lo que le da sentido a nuestra vida que es creer que somos una familia, porque en definitiva creer en Dios es creer en Dios que es Padre y que hace que nosotros nos miremos como hermanos. Lo que pretende el mensaje de la Navidad es recordar que somos más hermanos de lo que creemos y que estamos aquí para compartir, para ayudarnos y para acompañarnos los unos a los otros. La Navidad principalmente nos recuerda que somos familia.
Háblenos de usted, ¿cuánto tiempo lleva en Punta Umbría y de donde proviene?
El pasado mes de agosto cumplí mi quinto año aquí, ya son cinco años los que llevo en Punta Umbría. He recorrido muchísimos sitios hasta llegar aquí y este mismo año he cumplido 30 años como sacerdote. En todos esos años da tiempo a recorrer muchos sitios. He vivido en la Sierra, en el Andévalo, en barriadas periféricas, he tenido experiencias de misiones en Perú y después llegué a Punta Umbría, donde me encuentro como en casa porque yo he nacido en una playa muy cercana a la de aquí, que es Isla Cristina. El ambiente de Punta Umbría para mí es muy familiar, no es como la Sierra que es un ambiente diferente o cuando te vas a las misiones que es un país y una cultura diferente. Pero venir a Punta Umbría es venir a casa, me siento en casa y entiendo perfectamente la idiosincrasia de este pueblo, he entendido perfectamente la Punta Umbría del invierno y la del verano y me adapto muchísimo a esta realidad y siempre con el espíritu de servir tanto del que vive aquí todo el año como del que viene a disfrutar de este entorno tan maravilloso que nos ha dado la naturaleza.
Cuando se ordenó sacerdote, ¿tuvo que superar alguna traba?
No, ninguna traba. Todo fueron facilidades, porque yo sabía a lo que me exponía y sabía que cuando se toma una decisión en la vida eso conlleva escoger un estilo de vida, sabiendo que estás renunciando a otros estilos de vida y para mí eso no fue un trauma ni nada porque yo sabía muy bien lo que elegía. Me di cuenta que no fui yo, a través de la fe, sino que había sido Dios el que me había elegido, porque eso es lo que añade la fe, ya que a veces pensamos desde el punto de vista humano que uno es el que elige la vida que tiene pero, después, cuando uno se mete en esta misión pues va descubriendo que aunque en un principio creía que lo había elegido yo, luego te das cuenta de que Dios es el que me ha elegido, que ha apostado por mí y ha visto que tenía capacidad. Yo le decía: pues con estas imperfecciones, con estas debilidades y estos defectos, a tu servicio me pongo. Por tanto, encontré más que nada apoyo y personas que me fueron ayudando mucho a avanzar en esta vocación y en madurar mi decisión.
¿Qué voto del sacerdocio le resulta más difícil de cumplir, si es el caso?
Las promesas que hacemos son de celibato porque renunciamos a formar una familia porque se nos encomienda la parroquia que es para nosotros nuestra familia. También de obediencia, que tengo muy claro que he de obedecer a mis superiores aun cuando a veces nos mandan a hacer cosas que no nos gustan o apetecen, como pasa con los hijos y los padres. Y la obediencia conlleva el respetar a la jerarquía porque nuestra Iglesia es jerárquica y entonces hemos de respetar las decisiones que toman y hemos de obedecer aquellos mandatos que nos encomiendan. Para mí no es ningún problema el llevar a cabo mis promesas porque el Señor me ayuda a llevarlas adelante y a cumplirlas. A veces con más acierto y otras veces con menos porque no dejo de ser un ser humano que estoy expuesto a las equivocaciones y errores, pero sin problema ninguno.
¿Le gustaría añadir algo más?
Pues hago un llamamiento desde esta plataforma para todos aquellos que quieran participar en un voluntariado de las distintas actividades que realizamos desde la parroquia, desde Cáritas y desde la coordinadora de los Servicios Sociales que estamos con los brazos abiertos y dispuestos a ofrecer tarea para que nuestra vida y nuestra convivencia sea mejor para todos. Así que espero que aquellos que sientan alguna inquietud o alguna disponibilidad de tiempo para hacer algún voluntariado se acerquen porque estamos dispuestos a orientarlos.
Muchas gracias por su atención.
Muchas gracias a ti.