Julia Cordero: “El fallecimiento de mi padre ha supuesto un antes y un después en mi vida”

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Julia, Julieta en redes sociales, es, sin lugar a dudas, una MUJER PUNTERA. Trabajadora, sensible y carismática, atrae la atención de tod@s por su mirada angelical y su retraída sonrisa.

Su extrema humildad y timidez la ha frenado a lo largo de muchos años de su vida a la hora de regalar a los demás uno de sus dones más preciados, su voz, pero ya hace bastante tiempo que venció ese miedo escénico y hoy Punta Umbría por fin disfruta a menudo de ese torrente que nace de una garganta privilegiada y emana con fuerza de un corazón diseñado para sentir y hacer sentir a lo grande.

 

Puntaumbrieña “de toda la vida de Dios”, Julia es la menor, “la mimada” como ella misma dice, de cuatro hermanas. Nació un 21 de Julio hace 25 añitos, fruto del amor de Marcos, su padre, marinero; y Ana María, su madre, ama de casa. La infancia de Julia en el ámbito familiar fue muy dulce, era la pequeñita, el juguetito y la pasión de sus tres hermanas. Sentía por aquel entonces que nada malo podría pasarle nunca porque vivía al amparo de una familia unida donde todos han remado siempre en la misma dirección, tanto en los buenos como en los peores momentos.

  • Intuyo que has gozado de algunos privilegios por el hecho de ser la menor de las hermanas…
  • Sin duda (ríe divertida). A pesar de haber crecido en una familia humilde, soy de todas mis hermanas la que más caprichitos he tenido. Es que incluso a día de hoy sigue siendo así. Recuerdo que a Ana, mi hermana mayor, le compraron un traje de comunión que mis hermanas fueron heredando. Pero yo, la consentida, tuve mi trajecito de comunión nuevo… y como ese detalle te puedo contar un montón. Mis hermanas conmigo siempre han sido muy buenas, generosas y protectoras, no han permitido que me roce ni el aire. Las adoro.
  • ¿Qué es lo que más valoras en esta vida?
  • La familia, el trabajo, la salud, la humildad, la bondad y la sinceridad. Es lo que he aprendido en casa. Mis padres construyeron un nidito de amor donde las cuatro hermanas hemos crecido felices y seguras a pesar de los problemas que pudieran llegar. La humildad siempre ha marcado nuestro estilo de vida, y para mí es uno de los valores más preciados y preciosos.
  • Hablas mucho de tus hermanas ¿Qué es lo que más valoras de cada una de ellas?
  • Cada una me aporta algo diferente, pero las tres son imprescindibles en mi vida. Ana, la mayor, es maestra y es una mujer resolutiva al máximo. Arancha, la segunda, me da mucha seguridad y protección. Y Andrea, la tercera, me da mucho amor y felicidad. Además de lo dicho, que es simplificar a lo bestia, Andrea fue la primera en traerme un sobrinito, algo que para mí fue y sigue siendo un regalazo bomba, de lo mejor que me ha pasado en la vida. Marco nació en 2013, tiene 11 años y es un `miniyo´. Años más tarde llegó Pedro, mi segundo sobrino, de Ana, que es el otro hombrecito de mi vida. He de reconocerte que mis sobrinos me han vuelto la vida del revés. He desarrollado hacia ellos un sentimiento que para mí es insuperable e indescriptible, algo diferente a todo lo que había sentido con anterioridad. Cuando tengo que hablar de ellos, la emoción me deja sin palabras. La llegada de estos niños a nuestra familia ha supuesto una auténtica explosión de felicidad e ilusión. Cuando Marco venía de camino y supimos que era varón, en mi casa nos volvimos todas locas. Imagínate a mi padre. Éramos todas niñas. Y luego llegó Pedro para poner la guinda al pastel.
  • ¿Se puede decir que siempre has sido una personita muy feliz?
  • He sido toda la vida una niña muy alegre, risueña e inocente. Siempre pensé que mi familia estaba libre de todo lo malo. Pero llegó la enfermedad y la muerte de mi padre y sentí que se tambaleaban todos mis cimientos. Mi ánimo se vino abajo y aún sigo luchando para levantarlo. Tengo que destacar que cuando mi padre supo que tenía “el cangrejo” (cáncer), luchó hasta el final con una actitud increíble. Esa lección de valentía y fortaleza, con ese talante hasta el final de sus días, es una lección de vida que hemos aprendido toda la familia.
  • ¿Cómo te sientes cuando vas a la casa familiar de tus padres y él ya no está allí? Han pasado dos años ya…
  • Dos años no son nada cuando el sentimiento es tan grande. Mis hermanas y yo seguimos buscando y encontrando en esa casa de la avenida de Andalucía, esos ratos tan entrañables de ver fotos antiguas, de jugar al bingo o de echar horas de tertulia en familia en el salón con unos dulcecitos… En esos momentos siempre está muy presente la figura de mi padre, cuya ausencia nos ha dejado a todas un sentimiento enorme de vacío. Cada vez que paso por la avenida de Andalucía y miro hacia arriba, el alma se me encoge al ver que mi padre no está, como siempre solía estar, en el balcón de casa. Al ver su sitio vacío, se me rompe el corazón.
  • Nos cuentas y presumes de haber tenido una familia perfecta y una infancia muy feliz en el entorno familiar. ¿Cómo te has sentido fuera de ese ámbito?
  • A ver, en mi vida no ha sido todo color de rosa, porque fuera de casa, cuando era pequeña sí me he tenido que tropezar con la maldad y la crueldad, algo que no imaginaba que existía. Hay cosas que se viven fuera del entorno de protección de una familia, que marcan y dañan para siempre. Yo sufrí acoso escolar durante muchos años, una etapa durísima de la que no me quiero ni acordar. Sufría las burlas malintencionadas y crueles de algunos compañeros y no podía entender por qué la gente podía ser así. Sigo sin comprenderlo. A pesar de todo, y gracias al apoyo familiar y de amigos como Luz María, Emilio, Álvaro, María, Manuel, Ángela, etc… logré que esta situación no afectara en exceso a mi rendimiento escolar, y logré terminar un grado medio y un grado superior de cocina. Sufrí mucho cuando se metían conmigo por mi físico, por mi sobrepeso, por la ropa… Siempre me gustó vestir de forma austera, me gustan los colores oscuros, y casi siempre he ido vestida igual, con mallas y camisetas oscuras. A lo mejor tenía en mi armario 20 mallas iguales y 20 camisetas, si no iguales, del mismo estilo, y el comentario fácil era “con esa gordura no puedes ponerte otra ropa”, o “siempre llevas la misma ropa porque no la lavas”… Yo soy una persona natural, me gusta ir con mis mallas, mi sudadera y mi moño. Y ¿por qué tengo que renunciar a ser yo misma? Hoy soy de la opinión de que es mejor ser odiado por lo que eres que ser amado por lo que no eres. He tenido que vivir situaciones como tener que comerme el bocadillo del recreo escondida para que no se metieran conmigo por ser gorda. Al final, cuando eres pequeño y sufres ese cruel acoso, te vas aislando de manera peligrosa. Todos conocemos por los medios en qué acaban algunos casos de acoso escolar. Yo no llegué a plantearme el suicidio, tal vez porque tuve la suerte de disponer de un entorno familiar y algunos amigos con los que me sentía genial, pero hay que proteger a los más jóvenes de este tipo de violencia que en ocasiones tiene consecuencias irreparables. No sé dónde está la solución, pero lo que tengo claro es que hay que ponerla en marcha.
  • ¿Cuándo acabó esta pesadilla?
  • Cuando comencé el grado medio y luego el superior de cocina en el Saltés, ya empecé a sentirme más fuerte, más segura. Roberto, mi profe de cocina, y Manuela fueron dos referentes a los que tengo mucho que agradecer. En poco tiempo todo cambió. Me di cuenta que había recuperado la ilusión por estudiar y que me levantaba cada día con ganas de ir a clase. Los demás profesores también eran estupendos, pero ellos dos supieron tocar las teclas adecuadas para motivarme y hacer que me enamorara de lo que estaba aprendiendo.
  • Hoy cómo te sientes respecto a aquello?
  • El tiempo ha pasado, y hoy tengo todo lo que necesito y mucho más para ser una persona feliz: tengo una familia maravillosa, mi pareja, mis amistades, mi trabajo, y un largo etcétera, pero lo cierto es que sigo sufriendo cuando me topo con la maldad, porque no la puedo llegar a entender. No concibo la ganancia de hacer daño a los demás por simple diversión. Me entristece que exista la maldad y la crueldad.
  • Y tras tu etapa como estudiante, ¿cómo te ha ido la vida en lo profesional?
  • De maravilla. Entré en la cafetería Núñez cuando era de Mari Angustias, y tras dos años trabajando con Conso, la cafetería cambió de dueños y me ofertaron seguir aquí. Me he sentido genial en la anterior etapa de Núñez y me siento también encantada con estos nuevos dueños. La cafetería es como mi segunda casa. La verdad es que los compañeros somos un plantillón, un equipo que trabaja codo con codo y con mucho compañerismo y cariño, y creo que eso lo trasladamos a la clientela. Además, la organización en la cafetería es matrícula de honor. En el negocio todos hemos aprendido a hacer todo, pero de todas las tareas que pueda yo desarrollar, la que me encanta es estar en la cocina, con las manos en la masa, con mi música y creando delicias…
  • Entonces feliz en lo profesional…
  • Feliz y muy agradecida de tener trabajo durante todo el año. Siento que me ha tocado la lotería.
  • Parece que la vida te empieza a sonreir… Me siento privilegiada por mi trabajo, y por tener la familia que tengo. Pero es que además tengo una pareja extraordinaria, Rosa, a la que conozco desde hace muchísimos años gracias a los carnavales. Con el paso del tiempo empecé a sentir por ella. Un día me armé de valor y le dije lo que se estaba cocinando en mi corazón, y tras sincerarnos cara a cara, dimos el pistoletazo de salida a una relación de pareja que me hace muy feliz. De eso hace ya cinco años, los mismos que llevamos hoy juntas y encantadas. Rosa para mí es TODO (se emociona y rompe a llorar). Ella me hace sentir mujer, una mujer valiosa, guapa y deseable. A pesar de la vida dificultosa que ha tenido, lo da todo por todos. Es divertida, alegre, sociable, servicial y una auténtica buscavidas. La admiro y pienso que ni ella misma sabe lo mucho que vale. Cuando empecé con ella, yo me sentía muy insegura por mi físico, pero pronto me hizo descubrir que el amor nada tiene que ver con las medidas de los cuerpos y nos dimos la mano para juntas afrontar la vida tal y como nos viniera. Desde entonces, mi vida ha cambiado. Nos ayudamos, nos apoyamos, nos entendemos… Juntas hemos trazado un proyecto de vida en común que hoy crece en la barriguita de Rosa. Estamos esperando a Lola, nuestra hija, algo que me hace sentir plena y llena de ilusión. La fecha prevista para el parto es el 16 de agosto, y estamos todos locos e impacientes con su llegada. Tengo miedo, no te puedo decir que no. Cada noche rezo porque venga bien y nazca sana. Soy muy consciente de la responsabilidad que supone ser mamá, pero las dos tenemos claro que vamos a saber amarla y cuidarla, y que le vamos a inculcar unos valores sólidos al mismo tiempo que le vamos a mostrar siempre el camino hacia su felicidad.
  • Háblame de tus aficiones. Me han dicho que eres un auténtico ruiseñor…
  • Mis aficiones son el carnaval y cantar. Estuve en un programa de Canal Sur en 2018, “Yo soy del sur”, y quedé tercera cantando sevillanas. Fueron 9 meses en el programa, que me obligaba a estar en Sevilla de jueves a domingo. Lo disfruté mucho pero también me supuso mucha renuncia personal. Me gusta cantar de todo, pero eso sí, nada de letras en inglés. Yo le doy mi toquecito personal a los temas, nunca he sido mujer de seguir guiones al pie de la letra. Hace mucho tiempo que, cuando puedo, hago bodas, bautizos, canto en bares, en ferias… Cantar es mi hobby, mi mejor pasatiempos, pero no aspiro a vivir del cante. Vivo con los pies en el suelo, y ahora más con la inminente llegada de la pequeña Lola. Cuando me surge algo que puedo compaginar con mi trabajo, pues estupendo, pero mi trabajo para mí es lo primero.Julia trabaja, canta cada día con más pasión y seguridad, ama con locura y con cordura, trabaja con ilusión y no se olvida jamás de que la vida está hecha para disfrutarla. Por fin está en el camino de abrazar todo lo que ella es, con sus oscuridades y sus imperfecciones, pero también con su enorme talento y su exclusiva forma de sentir y de amar. Tras la muerte de su padre una depresión se ha instalado en su vida, contra la que lleva luchando dos largos años. En alguna ocasión ha tenido ideas suicidas, algo de lo que se arrepiente enormemente. Hoy todo es diferente. Ahora desea vivir la vida junto a Rosa, su hija Lola y sus tres gatos, y afrontar con fortaleza y determinación todo lo que la vida les ponga por delante…
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