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Nuestro MVP de Abril es Gregorio Cabello Sosa, persona de sobra conocida en Lepe y que ha practicado un sinfín de deportes con sus sillas de ruedas adaptadas, siempre en pos de la superación personal y con un optimismo vital totalmente inspirador
Hay personas que llevan la superación personal grabada en su ADN y Gregorio Cabello Sosa es, sin duda, una de ellas. Nacido el 17 de septiembre de 1979 y natural de Coria del Río, Gregorio lleva más de 15 años en nuestra localidad y es un lepero más. De hecho, poca gente hay más conocida en el pueblo que él. Y no es para menos. A su simpatía natural, optimismo vital y buen corazón, se unen un compromiso social y un afán de superación personal, el de su ADN, que no conoce límites. Comprobamos in situ todas estas características cuando, amablemente, nos atiende para contarnos su experiencia vital.
Un accidente de coche en el año 2006, mientras se dirigía a Chipiona, terminó en catástrofe. El resultado, múltiples fracturas, además del hígado dañado y el primer condicionante importante de su vida: amputación femoral de la pierna derecha. “La pierna izquierda me la intentaron salvar y me llevé dos años y dos meses en una cama acostado. De este tiempo, estuve 7 meses en el hospital, haciendo rehabilitación de brazos pero sin la posibilidad de hacer la rehabilitación en la pierna porque el dolor era insoportable. Las curas que me practicaban duraban más de dos horas. Tras este tiempo, y después de examinarme varias veces, el doctor me dijo que había que amputar también la pierna izquierda. Al preguntarme que cuándo me sentía preparado para la operación, le dije que cuanto antes. Y es que yo no podía más con el dolor y tenía asumido que mi nueva vida empezaba en ese momento”, explica Gregorio.
A pesar de poner fin al pico de dolor, ahora tocaba algo más difícil si cabe: sobrevivir y tirar para adelante en un mundo totalmente nuevo. Un mundo en el que sus piernas ya no estaban para hacerle caminar. “Fueron momentos de mucha ansiedad, tomando pastillas para dormir, etc. Imagínate todas las cosas que se te pasan por la cabeza porque es algo totalmente nuevo y que te angustia, te sientes muy perdido”, recuerda.
Sin embargo, Gregorio reaccionó. Había puesto bastante peso tanto en los meses anteriores como en los posteriores a su segunda amputación y llegó a pesar 100 kilos, cuando su peso habitual había oscilado entre los 75-77: “Me apunté a un gimnasio en Sevilla y cogí a un entrenador personal, porque una vez decidido a hacer algo con mi vida y a motivarme para salir del agujero, te vienen muchas preguntas. No sabes qué puede hacer, ni cómo, una persona como tú”, nos cuenta Gregorio. También se apuntó a piragüismo y comenzó a bajar rápidamente de peso, a la vez que iba encontrando poco a poco su sitio perdido en el mundo.
Es en esa época cuando se compra una casa en Lepe, “porque quería empezar una nueva vida desde cero y ésta era una zona que me encantaba. Quería seguir aprendiendo a manejarme con las circunstancias que tenía y a alcanzar mi autonomía. En esos momentos, por poner un ejemplo, yo era totalmente dependiente para bajarme o subirme al coche, algo que ahora mismo hago perfectamente solo”, apunta.
En nuestra localidad, siguió haciendo deporte, que ha sido siempre uno de sus salvavidas. Se apuntó al gimnasio Eurosport, que ahora regenta Jaime Ferrer, pero Gregorio quería más, por lo que ingresó en un club de atletismo de Sevilla y fue ahí donde tuvo sus primeros contactos con el atletismo adaptado: “Compré una silla de ruedas de atletismo y entrenaba en el polideportivo de Lepe. Al principio, como es normal, no sabía ni cómo darle a la rueda. Al principio, veía vídeos de atletas y yo veía imposible manejar la silla como esa gente. Pues a pesar de eso, me dicen desde el club que participe en una carrera, que se corría en Bollullos y allá que fui. Me adelantó hasta el coche escoba, pero la corrí”, recuerda entre risas Gregorio. Sin embargo, en lo que a superación personal se refiere, esa carrera fue un primer puesto con medalla de oro, pues fue lo que espoleó a nuestro vecino a seguir entrenando y manejar su silla de atletismo, hasta tal punto que era un asiduo de medias maratones y maratones, llegando a hacer “hasta 6 maratones en un año”, explica.
Pero el esfuerzo de las maratones le dañaba mucho las manos y Gregorio, de nuevo, decidió cambiar de tercio: “Comencé a hacer handbike y la primera carrera que corrí fue la media de Ayamonte. Luego, he corrido en muchas pruebas, incluso en la maratón de Berlín”, rememora. En Ayamonte, fue llegar y besar el santo, pues ganó la prueba con una diferencia más que holgada respecto al resto de competidores. Sin embargo, no sabía Gregorio que eso iba a cerrarle las puertas de su participación en otras pruebas: “En Ayamonte, un año me dijeron que no podía participar, porque el año anterior había llegado mucho antes que el resto de participantes. No le di importancia hasta que en Huelva también me dijeron que no. Es entonces cuando me moví por redes sociales y mi escrito se viralizó, hasta el punto que me llamaron medios de comunicación, incluso de rango nacional, y la concejala de Deportes del Ayuntamiento de Huelva habló conmigo, comunicándome que podía correr la prueba, que finalmente gané, aunque a costa de cargarme la rueda de la bici”, explica nuestro MVP.
Tras el atletismo y el ciclismo, comenzó a jugar al baloncesto en silla de ruedas. Aprovechando una temporada en la que residió de forma temporal en Sevilla, ingresó en el Club Vistazul de Dos Hermanas, que jugaba en Primera Nacional, con lo que vivió la experiencia de enfrentarse a equipos de todos los puntos cardinales de España.
Tras su regreso a Lepe, le dio por el boxeo, aunque nos confiesa que ahora está “algo parado, pues me operé de una hernia inguinal, pero ya estoy buscando algo que me motive”. Nombrado mejor deportista de Lepe en el año 2018, Gregorio tiene energía para todo y es una persona totalmente autosuficiente, como él recalca en varias ocasiones: “Cojo moto, coche, también he cogido motos de agua, etc.”. Hasta hizo el Camino de Santiago, a través de una ruta, la del Camino Francés, de más 700 kilómetros.
Como es de obligado cumplimiento en esta sección, le pedimos a nuestro MVP que finalice con un mensaje para todo el pueblo de Lepe: “La vida es complicada para el que tiene piernas y para el que no. Yo siempre digo que hay gente que tiene piernas pero no sabe cómo usarlas. La cabeza hay que tenerla ocupada siempre y el deporte es algo con incontables beneficios tanto a nivel físico como a nivel mental”.