Inauguramos la sección Tesoros de nuestro patrimonio, donde cada mes dedicaremos un espacio para conocer la historia de diversas muestras de nuestro patrimonio artístico y arquitectónico, y arrancamos conociendo la historia de las esculturas de Nuestro Padre Jesús. La primitiva se quemó en un incendio fortuito en 1927 y la imagen que la sustituyó se incendió durante la Guerra Civil. La imagen actual data de 1937 y es la primera talla religiosa de uno de los imagineros más importantes de nuestra provincia: el ilustre Antonio León Ortega.
La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno es una de las más veneradas de nuestro pueblo. Una imagen que, además, da nombre a la hermandad de la que es titular: la Hermandad de Padre Jesús, como se conoce en Moguer. Una hermandad que data de 1671. No obstante, la imagen actual es de 1937. Y es que la mala suerte y el desarrollo de la historia se cebaron con esta hermandad en las primeras décadas del pasado siglo XX.
La imagen primitiva del Nazareno es “anónima”, explica José María Quintero Martín, Hermano Mayor de la Hermandad de Padre Jesús, quien igualmente da algunos detalles de dicha talla: “La hermandad conserva fotos y en ellas se aprecia que tenía pelo natural, cruz cuadrada, presentando la cabeza agachada y resaltando más las cualidades divinas que las humanas”. Se trataba de una imagen serena, en la línea clasicista de los inicios de la Escuela Barroca andaluza, que más adelante, a partir de Juan de Mesa, comenzaría a mostrar escenas más cargadas de dramatismo y dolor, además de una mayor teatralización escénica.
No obstante, la mala fortuna hizo acto de presencia en 1927 y la imagen se pierde en un incendio fortuito: “Fue todo un drama para Moguer. De hecho, doblaron las campanas y la gente se vistió de luto, como si hubiera fallecido un vecino. Además, el Ayuntamiento suspende los fuegos artificiales de la feria en señal de respeto y para contribuir económicamente a la adquisición de una nueva imagen”, ilustra Quintero Martín. Esa nueva imagen se encarga a uno de los imagineros más cotizados del momento, el sevillano José Ordóñez, “que hace una imagen más al estilo de Sevilla, con un Cristo más humanizado, en el que las cualidades humanas tienen prevalencia sobre las divinas”, apunta el presidente de la hermandad. Además, al Cristo se le borda una túnica, pues en esos momentos la hermandad de Padre Jesús gozaba de poder adquisitivo y se lo podía permitir.
Nos cuenta José María Quintero que esa imagen, dadas sus diferencias con la de toda la vida, a la que estaban acostumbrados sus vecinos, no llega a cuajar, pero tiene mala suerte. Y es que llega a Moguer pocos años antes de que estallase la Guerra Civil. La imagen tuvo una corta vida, menos de 9 años, y se quema el 22 de julio de 1936. “Por la mañana, un grupo entra en la capilla y se quema todo el patrimonio que tenía la hermandad. Imágenes, pasos, mantos, un retablo que había en la propia capilla, etc. Esa fue la misma suerte que corrieron todas las iglesias de Moguer”, explica Quintero Martín.
LA ACTUAL TALLA
Así pues, la hermandad se ve de nuevo sin titular, aunque esta vez en peor situación que en 1927. Y es que se ha quedado sin patrimonio y tiene que afrontar esa pérdida en los duros años de la Guerra Civil, y en los igualmente duros años de autarquía y posguerra. De esta forma, los hermanos se reúnen y deciden que tenían que hacer un Cristo: “Había muchos hermanos que no tenían casi ni para comer, por lo que tienen que pensar mucho sobre cómo hacer una nueva imagen de Cristo. Uno de los hermanos trabajaba dando portes y comenta que conoce a un joven muchacho de Ayamonte, llamado Antonio León Ortega, que hacía imaginería civil y que se le daba bien”, explica José María. Entonces, contactan con el escultor ayamontino y éste acepta el encargo. Sobre esto, se conserva una carta del propio León Ortega en la que afirma que no podía decir que no a la hermandad después de haber visto a personas tan pobres, que no tenían ni para comer, sentir una pena tan grande por no tener su imagen de Cristo.
Así, León Ortega talla la actual imagen de Nuestro Padre Jesús en 1937, haciéndole varias rectificaciones hasta 1944. Y es que el que después fuera maestro de maestros de la imaginería onubense, apenas daba sus primeros pasos. De hecho, la imagen de Padre Jesús de Moguer fue la primera escultura religiosa del ayamontino.
Como curiosidad, cabe destacar la buena sinergia entre Antonio León Ortega y la Hermandad de Padre Jesús. Y es que a medida que va avanzando el siglo XX y la hermandad va incorporando nuevas cofradías, se le encargan al ayamontino nuevas tallas, concretamente las del Cristo yacente, en los años 1960, y el Cristo de la oración en el huerto, en la década de 1970. Con ello, la Hermandad de Padre Jesús de Moguer puede presumir de tener esculturas de las distintas etapas artísticas de León Ortega: de sus inicios, de su madurez y de su etapa final.
CURIOSIDADES
Volviendo a la actual imagen de Padre Jesús, hay una anécdota digna de mención y que jugó un papel providencial a la hora de posibilitar su elaboración. Como recordamos, estamos en plena Guerra Civil, con una hermandad que ha perdido todo su patrimonio y con unos hermanos que apenas pueden comer a diario. Tanta era la escasez que no había ni para comprar madera. Sin embargo, por esas fechas cayó un rayo en un ciprés del cementerio de Moguer y los hermanos piden al Ayuntamiento aprovechar esa madera para la talla del Cristo. El Ayuntamiento accede, por lo que la actual imagen de Padre Jesús está hecha de la madera que creció y se nutrió de un suelo donde reposan para la eternidad los moguereños.
Aparte de esa estremecedora anécdota, cabe destacar que la actual imagen, a diferencia de su predecesora, sí tuvo gran acople en el pueblo, pues iba en la línea clasicista y serena de la imagen primitiva, resaltando los valores divinos, como el perdón, la misericordia o la humildad, por encima de los valores humanos.
No obstante, y a pesar de su pérdida en 1927, todavía queda, aparte de fotografías, algo de la imagen primitiva de Nuestro Padre Jesús: las potencias y la corona de espinas de plata. Éstas resistieron a los incendios y la historia ha querido que hayan sido portadas por las tres imágenes de Nuestro Padre Jesús: la primitiva, la de José Ordóñez y la actual de León ortega.