“Uno no es eterno y me hace feliz que cuando yo no esté, se me recuerde por mis cuadros”

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Antonio Carrión Bayo, más conocido como ‘Pope’ es historia viva del mundo de los eventos y el arte de Punta Umbría. No en vano, lleva décadas viviendo y trabajando aquí. Son tantas décadas, que ‘Pope’ puede ser una de las pocas personas en nuestro municipio que haya trabajado (ya sea como empleado, ya sea como autónomo) para el Ayuntamiento de Punta Umbría con todas las corporaciones municipales de la democracia. Y es que la primera cabalgata que hizo fue bajo la alcaldía de Cayetano Hernández del Campo. Sin duda, su trayectoria es todo un ‘récord guiness’ en clave local.

‘Pope’, mirando a cámara delante de un cuadro expuesto.

Nació en Cartaya, pues su padre era maestro en esa localidad, heredó de él la afición por el mundo del arte, y especialmente por la pintura. “Mi padre, después de dar sus clases, se ponía a pintar porque le encantaba, e incuso hizo exposiciones”, recuerda nuestro vecino. Aunque desde chico ya estaba positivamente predispuesto, por afición y aptitudes, hacia el mundo del arte, ‘Pope’ estudió ingeniería industrial: “Cuando llegó el momento no pude estudiar Bellas Artes porque se cursaba en Sevilla. Claro, mi padre era maestro y aunque no estábamos mal, en casa éramos 6 hermanos. 4 de mis hermanos son maestros y yo dije que no quería magisterio, así que aprovechando la oportunidad de que la Universidad de La Rábida acababa de crearse, comencé a estudiar para ser ingeniero técnico industrial, formando parte de la primera promoción”, nos cuenta nuestro vecino.

En esos momentos, la familia vivía en Huelva pero ‘Pope’ no llegó a trabajar en la capital onubense, ya que le salió una enorme oportunidad: trabajar como ingeniero en Brasil. Y allá que se fue. 5 años estuvo en el país sudamericano, que aparte de una enorme experiencia vital, a la postre sería un momento clave para su devenir profesional: “En el momento en el que mi trabajo se me hacía monótono, me planteé cambiar de aires y me vine a Huelva, decidido a ganarme la vida con el arte”, apunta. Todo ello, además, inspirado por la luz y el colorido de Brasil, características inconfundibles de sus pinturas y creaciones. Regresó a Huelva a principios de los 80, en plena ‘movida’. Y es que la capital onubense, al igual que en Madrid aunque en menor medida, también experimentó ese ‘boom’ liberador y esa explosión artística que supuso la ‘movida’. Así, comienza a frecuentar los círculos pictóricos y de ahí surge la idea de trabajar en las cabalgatas de Huelva, llegando a trabajar con el escultor Ernesto Wolf, amigo personal de ‘Pope’. También comienza a realizar distintas exposiciones, estando basada la primera de ellas en personajes comunes y costumbristas brasileños, fruto de su vivencia en el país iberoamericano.

Es también en los años 1980 cuando sus padres y él compran un apartamento en Punta Umbría, al que la familia acudía a pasar las vacaciones, pero ‘Pope’ se llevaba prácticamente todo el año viviendo aquí, pues el apartamento hacía las veces de estudio y le daba la tranquilidad e inspiración que tanto necesitaba para pintar. Su trayectoria en nuestra localidad es de sobra conocida por todos, desde múltiples exposiciones hasta diseñar y poner en marcha la decoración de cuantos eventos y festejos se han hecho para que adquiriesen la categoría de espectáculos. “Cabalgatas de carnaval y Reyes, diseños de la decoración de la Feria de la Gamba, carteles de homenajes, distintas galas como la de coronación, etc. Son tantos eventos, que de memoria no podría decírtelos todos todos, además de ayudar a decorar bares, establecimientos…”, explica.

Otro apunte importante son los muchísimos cuadros que ha vendido en nuestro pueblo, habiendo regalado igualmente otros tantos: “Muchísima gente en Punta Umbría tiene un cuadro mío. Uno no es eterno y me llena de orgullo que cuando yo no esté, la gente pueda mirar ese cuadro y decir que era de un pintor de Punta Umbría”.

Un cuadro de sus apreciados pinos.

Con 75 años, ‘Pope’ ya disfruta de una merecida jubilación, aunque “aún me quedaba cuerda”, nos dice con una sonrisa que aunque no vemos, intuimos al otro lado del teléfono mientras hablamos con él. Enamorado de Punta Umbría y de su entorno, si hay algo que le entristece y le saca su lado reivindicativo es “que arranquen algún pino por motivos que no sean riesgo de caída o enfermedad. En esos casos, pido explicaciones a quien sea. Siempre he luchado por la conservación de la naturaleza y del paraíso que tenemos”.

Tras sufrir problemas cardíacos, por los que tuvo que ser sometido a un trasplante de válvulas, actualmente se siente recuperado y activo. Y se lo toma con su habitual optimismo y humor: “No sé qué tendrán los pellejos de las válvulas que me han puesto, pero me van estupendamente. Son de cochino, que ya sabemos que del cochino se aprovecha todo, pero no sería un animal muy viejo porque me han venido estupendamente. Ahora subo perfectamente escaleras, ando bien, etc. Aunque la historia no fue muy agradable, que me llevé casi dos meses en la UCI, afortunadamente todo ha salido bien, que es lo importante”. Nos alegramos profundamente de su recuperación y esperamos con ansias que continúe con sus creaciones, que nos permiten ver la vida y nuestro alrededor bajo el prisma de un genio que en cada cuadro hace una oda a la pintura colorida, vital y alegre.

 

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