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Valentín Hernández García, nacido en 1946 en Punta Umbría, es una figura emblemática de la vida marítima en la localidad. Su vida ha sido un reflejo de la estrecha relación que siempre ha tenido nuestra villa marinera con la pesca y con el océano. Desde sus inicios como patrón de embarcaciones de pesca que faenaban en Marruecos hasta convertirse en el actual patrón de la legendaria Canoa de Punta Umbría, la historia de Valentín se escribe con largas horas agarrado al timón y mirando el horizonte.
La suya es una de las caras más conocidas del verano puntaumbrieño y, a lo largo de más de dos décadas, se ha convertido en una institución en la localidad. Y es que Valentín es el responsable de trasladar a cientos de turistas a través de las aguas del Odiel cada día durante la temporada estival. Desde Punta Umbría a Huelva y de Huelva a Punta Umbría, traza a diario la ruta que los primeros pobladores modernos de la localidad realizan para alcanzar la capital y volver en sus barquillas. Rememora cada día aquel itinerario que más tarde estandarizaron los británicos con sus vapores y que hoy sigue activo como un servicio turístico.
Pero los inicios de Valentín en el mar estuvieron, como los de aquella generación a la que pertenece, ligados al mundo de la pesca. Con solo 25 años, ya se había hecho patrón de barco de pesca y comenzó a faenar en las costas de Marruecos. Corría la década de los 70 y el florecimiento de la pesca en la localidad le ofreció una buena oportunidad laboral. «Los primeros barcos en los que estuve fueron el ‘José Tapia’ y el ‘Primoli’, que fueron los primeros barcos de Miguel ‘el Cuco’ (Miguel López Andreu). Pasé 30 años trabajando en las costas de Marruecos, y me pasó de todo. Estuve preso en varias ocasiones allí, algo muy común en aquella época, cuando la guardia costera marroquí te apresaba sin motivo. He naufragado tres veces y he estado dos días a la deriva en las balsas de salvamento. Fueron tiempos buenos en los que se ganaba dinero, pero muy duros.”
A los 57 años, decidió retirarse de la pesca tras una larga carrera faenando por las aguas del Atlántico y volvió a su tierra natal. Sin embargo, no sabía que un nuevo capítulo en su vida lo esperaba.
Una Nueva Etapa en la Canoa
En 2001, Francisco Palmás, primo de Valentín, le propuso un nuevo reto: tomar el timón de la mítica Canoa de Punta Umbría, un barco tradicional que, desde hace más de un siglo, ha unido la localidad costera con la capital onubense. Valentín, quien había pasado gran parte de su vida en alta mar, inicialmente dudaba si aceptar, pero finalmente cedió a la atractiva propuesta. «Nunca pensé que, tras haber navegado tanto en el océano, acabaría llevando una canoa por el río. A mí me parecía algo muy aburrido cuando me lo propuso. Pero me convenció. Fuimos a buscar la canoa a Sóller, en Mallorca, mi hermano Bernardo y yo. Y aquí estamos desde 2001,” narra con una sonrisa. Desde ese momento, Valentín lleva 24 años como patrón de la canoa, convirtiéndose en una pieza clave que mantiene viva esta tradición.
Son muchos los turistas y vecinos de Huelva que quieren acceder al puente desde donde nuestro patrón gobierna el buque. «Mucha gente quiere ver el timón y se asoma al puente. La gente le tiene mucho cariño a la canoa”.
Por otra parte, presume de la tripulación que trabaja junto a él. “El trabajo es cómodo y con gente buena. Somos todos familia; está mi hermano, la nuera de mi primo (Paco Palmás) y el yerno de Miguelín Martín (copropietario de la Canoa). Trabajamos muy a gusto”, afirma con orgullo.
Cuando se refiere a la canoa y al servicio que prestan, Valentín habla con mucho cariño y con la nostalgia propia de quien ha conocido desde pequeño este particular medio de transporte. “Es necesario mantener esto vivo porque es una seña de identidad y una tradición de nuestro pueblo. No es fácil porque hoy día los costes para dar el servicio son altos, desde el precio del gasóleo, los costes de los tripulantes, hasta los seguros necesarios para navegar. Mucha gente piensa que cinco euros por el trayecto es caro, pero hay que entender que fletar un barco como este tiene grandes costes. A día de hoy no recibimos ayudas y todo sale de los viajes que hacemos los tres meses de verano. El resto del año, el barco está amarrado. Esto no es solo un negocio, es un bien para Punta Umbría. La canoa forma parte de nuestra historia, y no podemos permitir que desaparezca”, argumenta el patrón.
La Virgen del Carmen y su Jubilación
Uno de los momentos más importantes para Valentín es el 15 de agosto, el Día en que la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, navega por la ría. Ese día, la canoa se convierte en el barco que transporta a la Virgen durante la procesión en su honor. Valentín vive este evento con una mezcla de emoción y responsabilidad. «Es un orgullo para el pueblo y, para mí, un privilegio llevar a la Virgen del Carmen en la canoa. Es un día muy especial, y ver a la gente volcada en la procesión es impresionante. Es normal que todos los barcos que nos acompañan quieran acercarse a la Virgen durante la procesión; los marineros somos así. Gracias a Dios, nunca ha pasado nada, que es lo importante”, relata.
Cuando se le pregunta por cuánto tiempo más seguirá al frente de la canoa, Valentín sonríe. «Mientras pueda, seguiré aquí. Ya veremos hasta cuándo me aguanta el cuerpo, pero tengo claro que quiero seguir al menos tres años más”, asegura entre risas.
Con décadas de mar a sus espaldas, Valentín sigue en pie, al mando de una de las tradiciones más queridas de Punta Umbría. Su historia es la de un hombre que ha dedicado su vida al mar y que, a pesar de los años, sigue luchando por mantener viva la esencia marinera de su pueblo.