Por: Nicole Vargas Mairongo
Aarón Chaves Baquero, el joven que dejó su trabajo y una vida hecha para regresar a su pueblo, donde encontró su verdadera felicidad.
Una decisión inesperada que cambió su vida
En 2020, Aarón Chaves Baquero hizo las maletas y dejó Palos de la Frontera con un objetivo claro: estudiar Farmacia. No fue fácil. Al no conseguir plaza en Huelva, decidió aprovechar la oportunidad que le brindaba su hermano, quien vivía en Palencia. Así, casi sin tiempo para prepararse, Aarón cambió el sol andaluz por el frío castellano. “Me fui de un día para otro, no me lo esperaba”, recuerda.
La adaptación no fue sencilla: nuevos estudios, una ciudad desconocida y un clima duro. “Fui haciendo mi grupo de amigos poco a poco. Allí conocí a mi mejor amiga, y eso es una de las cosas más bonitas que me llevo”, cuenta. Entre los estudios y el trabajo, aprendió a valerse por sí mismo y a sobrellevar una vida independiente. Pero la pandemia del COVID-19 hizo que esa etapa fuera aún más dura. “En Castilla y León las restricciones eran más severas. Me sentí bastante solo”, explica.
El corazón siempre estuvo en Palos de la Frontera
A pesar de los logros y del reconocimiento académico —fue premiado con el expediente más alto de la rama sanitaria en Castilla y León—, Aarón sentía que algo le faltaba. “Me perdí el nacimiento de dos de mis sobrinos, no podía estar con mi madre cuando enfermaba… Cada vez se hacía más duro estar lejos”, confiesa. La llamada de Palos era constante: su familia, sus amigos, y sobre todo, su vinculación con la Hermandad de la Virgen de los Milagros. “Me he dado verdaderas palizas viajando para venir a los actos de la Virgen, pero nunca me he arrepentido”, añade.

Así, dejó su trabajo estable en Castilla y León y decidió regresar. Hoy, trabaja en la farmacia de su pueblo y no puede estar más satisfecho: “Estoy muy contento, me han acogido muy bien y estoy feliz de trabajar con mi gente”.

De vuelta, y con compañía
Su regreso no fue en solitario. Su pareja, un abogado castellano, también apostó por Palos. “No tuve que convencerlo. Él se enamoró de nuestras costumbres, de nuestro clima, de nuestra gente… Se ha venido encantado, incluso más rápido que yo”, dice entre risas. Aunque aún no ha encontrado trabajo, ambos tienen claro que su futuro está en este rincón del sur.

Orgullo palermo y sueños por cumplir
Aarón reconoce que haber estado lejos le hizo valorar más lo que tenía: “La frase es clara: de Palos no me muevo”. Siente que ha cambiado, que ha madurado, y que su vida ahora está más enfocada que nunca. “He vuelto con pareja, con otra mentalidad, más independiente. Palos es mi esencia, y de aquí no me quiero volver a ir”.
Sus planes de futuro pasan por seguir trabajando en su pueblo, formar una familia y continuar ligado a la Hermandad, una de las facetas que más lo realiza como persona.
Aarón se fue buscando un futuro, y lo encontró al volver a casa. Porque a veces, el mayor viaje es el que te devuelve a ti mismo. Y para él, ese lugar siempre ha sido Palos de la Frontera.