Del túnel oscuro al refugio de luz: la historia de Cristina Muñoz y su renacer junto a los animales

Por: Nicole Vargas Mairongo

De la oscuridad a la luz: una historia de superación con nombre felino

En Corrales (Huelva), Cristina Muñoz de la Vega, de 35 años, encontró su verdadero propósito en un lugar inesperado: entre maullidos, medicación y areneros. Su vínculo con APAC (Asociación Protectora de Animales de Corrales) no solo le ha permitido ayudar a animales abandonados, sino también sanar sus propias heridas emocionales. “Mi vida cambió cuando adopté a uno de mis gatos en el verano de 2023”, recuerda Cristina.

Sus superhéroes Simba y Lucca.

La protectora, un refugio para animales… y para ella

Siempre había querido ayudar a los animales, pero sus inseguridades y baja autoestima le impidieron dar el paso. “Vivía aislada, protegiéndome del mundo. Me sentía débil e insuficiente”, confiesa. Hoy su día a día como voluntaria transcurre entre tareas esenciales en el refugio: dar comida, limpiar, administrar medicación y, sobre todo, dar cariño. “Es duro, pero muy gratificante. El momento más feliz es cuando te despides de ellos, porque se van adoptados. Hay lágrimas de alegría. Pero también están esos adiós para siempre, que te rompen el corazón por no haber podido ayudarlos más”, asegura.

Cristina en un evento solidario de APAC celebrado en el centro comercial Holea.

La enfermedad invisible y el túnel sin salida

Cristina no solo ha luchado por los animales, también ha librado una batalla silenciosa contra la artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que apareció en su infancia. A los 29 años pasó un año en cama. La combinación del dolor físico con la ansiedad y la depresión la llevó a tocar fondo: “Llegué a pensar que la muerte era mi única salida. Me autolesionaba, me abandoné completamente”, confiesa.

Los gatos, la escritura y la recuperación emocional

En su proceso de sanación, los animales jugaron un papel fundamental. “Cuando peor estaba, hasta el gato más asustadizo se me acercaba, es como si ellos lo sintieran. Siempre están ahí y me sanan el alma”, cuenta emocionada. La escritura también fue clave. Desde los 12 años usa las palabras como vía de escape. Hoy escribe los textos de las publicaciones de la protectora y sueña con publicar un libro sobre su experiencia con la salud mental. “Ya tengo el título y la introducción. Lo escribo sin filtros, para llegar a corazones rotos como el mío”.

Ser voluntaria para ser ella misma

Cristina ha transformado su dolor en propósito. En APAC encontró personas que no la juzgan, amistades que hoy forman parte de su vida, y una comunidad donde sentirse útil. “Volví a confiar en mí, aprendí a decir ‘no’ y a alejarme de quienes dañaban mi salud mental, incluso si eran familia”, explica. Su marido, su padre y algunas amistades fueron su red de apoyo. “No soy la mejor versión de mí misma aún, pero al menos ya no me escondo”, añade con honestidad.

Cristina junto a uno de los gatos de la protectora.

Un mensaje para quienes atraviesan la tormenta

A quienes hoy estén en un lugar oscuro les dice: “Aprended. Esa tormenta es necesaria para cambiar. Si crees que no puedes más, busca ayuda profesional. Pero recuerda: solo tú puedes sacarte de ahí”.

Cristina es un ejemplo de cómo el amor por los animales puede convertirse en medicina para el alma. “Mi sueño es que no haya más abandonos, más maltrato”. La historia de Cristina nos enseña que renacer tras la depresión no es olvidar lo vivido, sino caminar con más consciencia, más empatía y una profunda capacidad de amar la vida.

 

 

 

Compartir
Scroll al inicio