A sus 28 años, Luis Miguel Prieto ha logrado lo que muchos sueñan: aprobar tres oposiciones, convertirse en funcionario y, a la vez, mantener viva su mayor pasión: la música. Desde Lepe, este joven polifacético preside la Banda Sinfónica y sigue dejando huella en la Escuela de Música que lo vio crecer.

Un niño curioso en los talleres musicales
Luis Miguel no recuerda su infancia sin música. “Empecé en el colegio Oria Castañeda de Lepe, y en cuanto escuché hablar de los talleres municipales, no paré hasta que mi madre me apuntó”, cuenta entre risas. Por aquel entonces, aún no existía la Escuela Municipal de Música, pero él ya lo tenía claro. “Cada año me apuntaba a los talleres, y cuando se fundó la Escuela, seguí como alumno y luego como músico en la Banda Sinfónica desde 2008”.
Lo que comenzó como una afición infantil se convirtió en una parte esencial de su vida. Hoy, además de tocar, es el presidente de la Asociación de Alumnos de la Banda Sinfónica de Lepe, que se encarga de toda la gestión administrativa, relaciones con hermandades, contratos, compra de instrumentos, organización de conciertos…
“La banda ha pasado de ser un pequeño grupo de alumnos a contar con más de 60 músicos y 14 profesores en la Escuela de Música. Todo el crecimiento ha sido gracias al esfuerzo colectivo y a una apuesta cultural cada vez mayor en Lepe”, explica.
La triple hazaña: tres oposiciones con plaza en tiempo récord
Luis Miguel estudió Economía en Sevilla, y antes de acabar la carrera ya sabía que su camino pasaba por el empleo público. “Solicité el título y al día siguiente me apunté a una academia”, recuerda. Lo que vino después fue una auténtica carrera de fondo: aprobó con plaza las oposiciones al Cuerpo Superior de Administradores Financieros, al Cuerpo Superior de Administradores Generales y al Cuerpo de Gestión Financiera.
Todo eso, en apenas dos años y medio, durante una pandemia y sin dejar nunca la música. “Compaginarlo fue durísimo. Me perdí momentos importantes como la grabación del disco Sinfonías de la Bella, uno de los proyectos más bonitos de la banda”, añade.

Un esfuerzo con recompensa… y mucho sacrificio
Luis Miguel no duda: “Nunca pensé en tirar la toalla, pero claro que hay días duros. Dejé un trabajo en el BBVA justo al acabar la carrera para centrarme en estudiar, y eso conlleva renuncias. Te preguntas si valdrá la pena, si estás perdiendo el tiempo, si podrías estar ganando dinero en vez de estar encerrado…”. Lo que le mantuvo firme fue visualizar el objetivo y apoyarse en su entorno: “Mi pareja ha sido clave. Estuvo a mi lado en todo ese proceso. También mis padres, que desde siempre apostaron por mi educación”.
La música como motor social en Lepe
Para Luis Miguel, la música no es solo arte, es herramienta de transformación. “Cuando vamos a otros pueblos, siempre nos dicen que en Lepe se nota el nivel cultural. Y es porque aquí se ha invertido, se ha apostado por una Escuela de Música profesional, con profesores implicados al cien por cien”, afirma con orgullo.

Sueña con seguir creando desde la Escuela: “Nos encantaría grabar un nuevo disco, o hacer un concierto con artistas invitados de primer nivel. También queremos rendir homenaje al Club Raúl. Faltan manos y tiempo, pero lo haremos”.
Futuro en Lepe, con los pies en el presente
Aunque vive en Sevilla desde 2015, Luis Miguel no pierde su vínculo con Lepe. “Bajo cada fin de semana que puedo. Me siento 100% lepero. La Escuela de Música es como una segunda familia. Me ha dado paz mental en los momentos más duros y siempre será parte de mi vida”, afirma.
A medio plazo, sueña con formar una familia y seguir creciendo personal y profesionalmente. Sin duda, Luis Miguel ha logrado combinar el sueño personal con el compromiso con su tierra, dejando en cada nota un legado de esfuerzo y amor por Lepe que perdurará por generaciones.







