Amistad y fe unen a un grupo de amigos de Lepe por custodiar la réplica de la Virgen de la Bella

Por: Nicole Vargas Mairongo

Un grupo de 18 amigos ha pagado 36.000 euros para poder tener en su casa durante un año el «Pendón», la única réplica oficial de la patrona de la localidad, Nuestra Señora de la Bella, que se subasta cada año con motivo de su romería.

Tal y como afirman sus integrantes todo se organizó el mismo viernes de ofrenda a través de un chat en el que participan para hablar sobre la peregrinación del Rocío de la hermandad de Huelva. “La idea la promovió Manolo Santana, con el arrojo, la pasión y el entusiasmo que tanto le caracterizan”.

Integrantes del grupo durante la romería.

La puja: un gran momento de emoción, lágrimas y abrazos

El momento de ganar la puja fue muy emocionante. Lo celebramos con un abrazo de grupo que no vamos a olvidar en la vida; fue un momento precioso. Por su parte, nuestros niños y niñas, pertenecientes muchos de ellos al grupo joven que sirve de apoyo a la Junta de gobierno de la Hermandad de la Bella, estaban más ilusionados, si cabe, que nosotros”.

Aunque durante la subasta se vivieron algunos momentos de tensión y dudas, explican que estas solo giraban en torno a la idea de que “se trataba de algo que no dependía únicamente de nosotros, sino de factores ajenos a nuestra voluntad. Aun así, algunos de nosotros estábamos totalmente convencidos de que el Pendón sería nuestro”.

Lo que motivó a estos amigos a participar en algo tan grande fue el hecho de que Bella Acevedo, la futura pregonera, pertenezca al grupo. Les parecía muy bonito compartir con ella todos los momentos de acercamiento que iba a vivir este año con la Virgen.

Algunos integrantes del grupo ya han sido rematantes anteriormente, como es el caso de Manolo y Miriam. Otros ya habían pujado, intentando ser rematantes sin haberlo logrado. Los demás ni siquiera habían sido capaces de soñar con este privilegio; y para algunos, como Santiago, ha sido y es el sueño de su vida. “Nos une una amistad preciosa por la que compartimos momentos mágicos en armonía y un amor incondicional por la Virgen de la Bella”, afirman.

Un vínculo fortalecido

Desde el primer instante hemos sentido reforzado el vínculo y la fe. Vivimos todos los momentos de la romería desde un lugar privilegiado más cerquita de la Virgen. La emoción que experimentamos es una sensación de agradecimiento, de sentirnos bendecidos en todo momento. Es muy difícil de explicar, es algo que hay que vivir”, aseguran.

Virgen de la Bella de Lepe.

Responsabilidad y honor: es un orgullo inmenso

Confiesan que es una gran responsabilidad la labor de acercar a la Virgen a quien no puede acceder a ella y un orgullo inmenso, «porque es un gran privilegio poder hacerlo”. En este sentido, el acercamiento a la gente es lo que más les aporta: sienten que reciben la fe, la esperanza y la fortaleza que necesitan. “Sentirnos, de alguna forma, intermediarios de este mensaje es algo muy emotivo, algo que nos llena el alma de vivencias muy gratificantes”. Asimismo, viven este compromiso con sus familias y seres queridos con una gran sensación de acompañamiento: “Todos nos sentimos muy arropados, en primer lugar, entre nosotros mismos y, después, por nuestros hijos e hijas, quienes lo están viviendo con mucha intensidad.”

Han percibido la alegría de sus padres, hermanos, familiares y amigos. No han cesado las muestras de cariño de la gente hacia ellos, acompañándoles a disfrutar de cada momento de la romería más especial que han vivido hasta hoy.

Conexión profunda: Cuando le abres tu corazón, todo lo que te rodea se magnifica

Es un sentimiento que nos inculcan en casa desde muy pequeños. Es una conexión espiritual muy bonita. Cuando le abres tu corazón, todo lo que te rodea se magnifica, las alegrías se multiplican y te sientes mejor persona. La calma te estremece y sientes paz interior; entonces, te das cuenta de que no tienes que alejarte porque, estando cerca de Ella, la vida es más plena, más fácil. Cuando estas lejos, Ella siempre va contigo; está tan dentro de ti, que no hace falta encontrarse cerca físicamente. Una forma de llevarla siempre contigo, cuando estás lejos, es portando la medalla en cualquier lugar en el que te halles. Es algo que muchos leperos acostumbramos a hacer.”

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