Por: José Luis Galloso Carmona
Cada 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGTBI+, una fecha que conmemora la lucha por los derechos, la dignidad y la visibilidad del colectivo. En Punta Umbría, esta cita tiene desde hace años un espacio destacado en la programación institucional, gracias a miembros del colectivo y a la implicación de la asociación Mariliendres.
Juan Diego González Garrido es uno de los impulsores de la asociación y pieza clave en el camino hacia la construcción de una verdadera cultura de respeto y diversidad en la sociedad local. Su participación en la organización de los actos conmemorativos en Punta Umbría es constante desde hace más de una década, con actos simbólicos que pretenden seguir luchando por la igualdad y la tolerancia en el municipio.
Este año, las actividades estarán marcadas por el simbolismo y la reflexión. El 27 de junio se colgará del balcón del Ayuntamiento una gran banderola con el lema «En Punta Umbría no se discrimina«, y se izará la bandera arcoíris en la rotonda de la avenida de Andalucía. Durante el acto se leerá un manifiesto, recordando que, como afirma Juan Diego, «no cabe la homofobia ni ningún tipo de discriminación en nuestra localidad«.
Para González Garrido, el Orgullo debe ser un día de alegría, pero también un recordatorio combativo. “Reivindicamos con alegría, con colorido, con música, pero todas las actividades deben tener un trasfondo de lucha y perseverancia. Y eso, a veces, queda opacado por enfoques festivos y actos interesados. Cada vez más instituciones se limitan a acordarse del colectivo cuando suenan las campanitas del 28 de junio. Hay que crear conciencia todo el año, para lograr la convivencia con tolerancia plena.”
Reivindicar todo el año
Fundada en 2016, la asociación Mariliendres nació de una urgencia detectada por Juan Diego en su trabajo como técnico de juventud: la homofobia latente en los centros educativos. “En los colegios y en los institutos detectábamos una homofobia brutal, y como el sistema educativo no contempla de forma real la diversidad, decidimos remangarnos y fundar Mariliendres.”
Uno de los pilares de la asociación es, precisamente, su actividad en los centros educativos. “Lo que más me apasiona es visitar las aulas a hablar de diversidad en todos los sentidos: sexual, amorosa, familiar, estética… Porque la diversidad hay que enseñarla desde la raíz. Hay que educar.”


Sin embargo, diez años después, el panorama educativo apenas ha cambiado. “Seguimos igual. Los planes educativos no contemplan la diversidad. Lo único que ha mejorado es que muchos ayuntamientos se han sumado a celebrar el Orgullo… pero solo la parte festiva. Se olvidan del trabajo de fondo.”
Juan Diego lamenta que “algunas instituciones, no todas,” confundan celebración con espectáculo y caigan en el estereotipo. “Piden al colectivo ayuda para organizar actos y quieren mucha purpurina y lentejuela. Pero cuando preguntas por la lectura del manifiesto, muchos ponen caras de póker,” dice nuestro protagonista, mezclando su inconfundible humor con dosis de comprensible indignación.
Además, también incide en la necesidad de que el propio colectivo sepa defender los objetivos que deben tener estos actos. “Charlas con ponentes del colectivo, debates, talleres con adolescentes… Hay muchas buenas ideas que son más útiles que soltar un montón de globos de colores. Esto es bonito, es simbólico, pero debe ser un complemento. Hay mil formas de hacerlo con sentido.”
Desde Mariliendres se proponen acciones concretas que entienden necesarias y que las propias administraciones deberían comprometerse a implementar. Algunas de ellas son la formación en diversidad para cuerpos de seguridad, sensibilización en los servicios sanitarios y, sobre todo, programas reales en los centros educativos. “Conocemos episodios con ciertos colectivos profesionales dependientes de las administraciones que hay que evitar; algunos tienen que ver con la sensibilidad personal del agente o el médico, pero a veces también con el desconocimiento acerca de cómo abordar una situación puntual que tiene como protagonista a una persona homosexual o transexual.” Y advierte: “Si la administración no está preparada, ¿cómo pretendemos que lo esté la sociedad?”
Mariliendres, muy presente
Mariliendres también forma parte de la Comisión LGTBI de Huelva, y es una de las entidades organizadoras de la gran manifestación que tendrá lugar en la capital el propio 28 de junio a las 12.00, con salida desde la antigua cárcel. “Ese lugar tiene una simbología tremenda. En tiempos del franquismo, allí encerraban a los maricones. Era una cárcel específica. Hay que conocer la historia para saber por qué seguimos luchando.”
Juan Diego no duda en subrayar que Punta Umbría es, dentro de lo posible, un lugar seguro para la diversidad. “Aquí no nos podemos quejar. Al ser un pueblo turístico, estamos acostumbrados a recibir visitantes de todos los colores. Tenemos una mente abierta. Comparado con otros lugares donde salirte de la norma es un problema, Punta Umbría es un ejemplo.”



Aun así, sabe que queda camino por recorrer. “En los colegios siguen metiéndose con el niño que no juega al fútbol o con la niña que sí lo hace. Hay que romper esos estereotipos desde pequeños.”
El verano ofrece una agenda cargada de ocio y fiestas, pero para Mariliendres, la lucha por la igualdad no se limita a un día. “Ya estamos preparando actividades para septiembre, porque el Orgullo debe ser todo el año. Lo importante es visibilizar, formar y acompañar siempre. No solo cuando lo marca el calendario. Además, es importante que la asociación se adapte al calendario anual en la localidad y en ediciones anteriores hemos notado una alta participación en actividades celebradas en los meses de septiembre u octubre. Así que vamos a apostar por estas fechas para aumentar la participación de público en los actos,” explica.
La diversidad no es una moda, es una realidad que hay que defender con respeto, educación y compromiso. Juan Diego y Mariliendres quieren, con sus palabras, ayudar a comprender el significado del Día del Orgullo y que la sociedad onubense rehuya de etiquetas o prejuicios, sumándose a la tolerancia y la igualdad.