“Cuando me visto de portera de hockey es como si tuviera superpoderes”, María Morales guardameta de la selección nacional

El World Masters Hockey European Championship, en Valencia, la volvió a poner en el foco el pasado mes de junio. María Morales Jiménez, guardameta de la selección española +45 junto a su compañera Yésica Rodríguez y portera también del Club Hockey Ayamonte, ha construido su trayectoria a fuego lento, desde una pista de colegio hasta los campeonatos europeos.
Este verano participó por segunda vez en un campeonato de Europa defendiendo los colores de la selección, logrando la cuarta posición entre las ocho mejores selecciones nacionales. “Vestir la camiseta de España es brutal, una pasada”, resume. “Ha sido una lástima no alcanzar medalla, pero hemos hecho un buen papel”.

Recuerda sus inicios en el hockey con mucha claridad, después de 30 años con el stick en la mano. “Empecé a jugar en 1993, con 13 años, en Ayamonte, en el CEIP Galdames. Mi entrenador, Luis Concepción, entrenaba a mi prima Marta; yo iba a verla y un día dije: ‘voy a probar’”. Probó directamente de portera y ahí se quedó. “Nunca he jugado de jugadora”. Lo suyo fue, desde el principio, proteger la meta y ser el soporte de su equipo.

Aquel hockey era otro hockey. “Las protecciones pesaban un mundo. Las guardas de las piernas eran rígidas; los guantes llevaban hierro en los dedos. Cuando te daba la bola, te dolía la bola… y el palo”, dice entre risas. Con los años pudo tener su propio material, mucho más sofisticado. “Ahora tengo dos equipaciones, ligeras y seguras. Nada que ver con lo de entonces”.

Pasó por otros deportes sin chispa: “Probé tenis, voleibol, voleiplaya… pero lo que me gustó de verdad fue el hockey. Me enganchó este deporte tanto que aquí sigo”.

Practicar un deporte minoritario tiene sus desafíos y el contexto, a veces, tampoco lo ponía fácil. “En Huelva prácticamente ha estado únicamente el equipo de Ayamonte practicando este deporte. Ibas a los campeonatos andaluces casi por inercia porque no había más clubes. Era hockey sala y competíamos mucho”. Décadas después, el club sigue adelante con las energías puestas en crecer. “Seguimos siendo minoritarios, pero hemos crecido. Hay entre 70 y 80 niños y de 15 a 20 adultos en el club. Tenemos sede en Ayamonte y también trabajamos en Pozo del Camino y Villablanca”.

La estructura competitiva obliga a multiplicarse y competir en sala y también en hierba, en ligas mixtas: “El año pasado jugué el campeonato andaluz de sala femenino con Ayamonte y también en hierba, en mixto, con otros equipos de la comarca. A veces faltan porteras y te llaman”.

María habla de la portería sin épica ni solemnidad, con oficio. “La portera ve todo el juego, en sala y en hierba. Tienes que ordenar, colocar, gritar. Si el jugador no te hace caso, te deja vendida”. Y ahí asoma su manera de liderar. “Yo me siento portera. Es mi identidad. Cuando me visto, es como si tuviera superpoderes. Me transforma. Yo no juego al hockey; yo soy portera de hockey”, sentencia con orgullo, aclarando lo que significa para ella enfundarse ese particular traje para competir.

Algunos de los porteros del Club de Hockey Ayamonte.

En esa transformación hay ritual. “Me gusta llegar con tiempo. Primero la coquilla, luego el pantalón, después el resto, todo en orden. Si no sigues el orden, te dejas algo y toca empezar de nuevo. Me visto, troto, estiro, entro mentalmente en el partido. Cuando paro la primera, ya estoy dentro”.

Además de competir, entrena a porteros y porteras en el club. “Nunca pensé que sería entrenadora”, admite. ¿Qué enseña? “La visión del partido, ordenar, hablar, colocarse, así como otras cuestiones que tienen que ver con lo mental. Procuro que aprendan a detener la pelota, pero también a saber encajar los goles. Yo misma soy muy positiva: si me meten un gol, lo asumo y sigo. No me quedo en la jugada, porque te vas del partido y arrastras al equipo”. Esa fortaleza la trabaja desde el vestuario. “La concentración empieza al vestirte. Todo tiene un orden. Hay que entrar en faena antes de la bocina. Y cuando paras la primera bola, ya estás”.

María sigue con la pasión intacta por el hockey.

Trabajar con los niños ha sido todo un descubrimiento y también un subidón de estima deportiva. “En 2023 volvimos los adultos al club y empezamos a entrenar con los niños. Me impresionó oírles: ‘¡Ahí viene la portera de la selección!’. Te miran, preguntan, quieren aprender. Ojalá de ese grupo algunos lleguen a la selección. Ese es mi propósito”.

Triunfos y compromiso
Su segundo Europeo la dejó con sensaciones encontradas. “En Valencia hizo muchísimo calor. Partidos a la una, a las tres… Arrancamos muy bien, líderes de grupo casi todo el tiempo, pero acabamos cuartas. Es un gran resultado, éramos muchas selecciones, pero cuando estás allí, obviamente quieres volver con una medalla”. En 2023, en su primer Europeo, también rozó el metal y alcanzó la cuarta posición. “Poder competir con España y ver que estás al nivel es muy emocionante”.

En clubes, también hay triunfos destacados. “Terceras de España con la Complutense, en Bilbao. Y un recuerdo precioso: cuando en 2016, con mis amigas y compañeras de Ayamonte, fuimos a un festival europeo en Barcelona en categoría mami hockey (medio campo) y ganamos. Fue un empujón para el hockey en Ayamonte”.

La temporada obliga a hilar fino. “Suelo entrenar dos días a la semana hockey; el resto intento hacer cardio. Casi todos los fines de semana tengo algún compromiso y las concentraciones en el Centro de Alto Rendimiento, en Madrid, con la selección, son frecuentes”. Viajes y desplazamientos que la obligan a rascarse el bolsillo.

María sabe que para dar a conocer el hockey hay que darle visibilidad y poner al servicio de este deporte más medios. “Tenemos la pista para practicar hockey sala y procuramos ocuparla siempre que podemos, dentro de los turnos con otros clubes. Nos gustaría que fueran más horas. También sería importante poder tener acceso a un campo de hierba para poder practicar en ese espacio de cara a las competiciones. Pero somos conscientes de las limitaciones”, argumenta María.

Pese a los desafíos, ve progreso. “Ahora hay más visibilidad por redes y el club hace captaciones en colegios. En septiembre abren inscripciones y los niños tienen un mes gratis para probar. Siempre digo lo mismo: que vengan, que prueben. Es un deporte diferente, divertido y engancha”.

La comunidad del hockey es pequeña y muy unida. “Nos conocemos casi todos en España; también tenemos amigos en Gibraltar”, donde destacan las instalaciones deportivas. A sus 45 años, no mira el reloj. “Espero que me quede mucho hockey. Tras el Europeo me dije: ‘Aquí me quedo’. Pero no. Quiero volver e ir a por una medalla”.

Este es el espíritu competitivo de María Morales, la portera de hockey ayamontina que sigue con la ilusión intacta por practicar el deporte que da identidad a una importante parcela de su vida. María también agradece a sus amigos y amigas de siempre que siguen entrenando con ella. “Sin ellos no hubiera podido seguir compitiendo en otros equipos…nunca me abandonaron y gracias a ellos sigo aquí”.

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