El nombre de Juan Fernández González (Ayamonte) es ya indisociable del arte realista de nuestro tiempo en el panorama español de las últimas décadas. A sus 73 años, el pintor ayamontino sigue en activo, repartiendo su vida entre Madrid y su tierra natal, con la pasión que comenzó a alimentar en el American-Bar de su padre, donde garabateaba sus primeros dibujos. Sobre las mesas de mármol de aquel mítico establecimiento comenzó a fraguarse el camino que lo llevó a estar presente, años más tarde, en las galerías más prestigiosas de la capital. “Tenía veinte y pocos años cuando me fui a Madrid para hacer la carrera de Bellas Artes y tratar de introducir mi obra en alguna galería. En Ayamonte, en aquella época, había pocas posibilidades de vivir del arte, tenía que estar donde se movía un mayor ambiente cultural”, recuerda.
Juan Fernández fue el más joven de aquella generación de artistas que, en los años setenta, dieron lugar a la llamada Escuela de Pintura ayamontina, junto a Florencio Aguilera, D’Esury, Rafael Oliva, los hermanos Borrego o Lola Martín. Él era el “benjamín”, con apenas 19 años cuando comenzó a exponer con este grupo en Bilbao, Madrid o Huelva. Medio siglo después, esa escuela se ha convertido en referente y semillero de una ciudad que hoy cuenta con más de un centenar de pintores. “Cuando me preguntan en Madrid qué tiene Ayamonte para ser tierra de artistas, yo siempre hago referencia al paso de Joaquín Sorolla por la localidad. Desde que vino en 1919 a pintar La pesca del atún, una afición a pintar quedó marcada aquí y esa pasión se ha transmitido de generación en generación”.
Desde sus inicios como pintor, Juan Fernández ha tenido clara la manera de interpretar su pintura. “Mi estilo siempre ha sido figurativo/realista. Es mi forma de expresarme, es como una caligrafía personal, sigo fiel a esa forma de pintar, aunque valoro y colecciono también pintura abstracta”. Para sus temas pictóricos se define ante todo como observador de la naturaleza. “Cuando estoy en el campo, viendo el mar o en una gran ciudad me inspiro en esa escena que me envuelve; mi mirada es la de un pintor que capta el mundo que le rodea”.


Sus cuadros de paisajes urbanos, naturalezas, retratos, aguas y reflejos están siempre impregnados de esa sensibilidad hacia lo cotidiano. “El agua y sus reflejos es un tema que me inspira muchísimo y además me conecta con mi obra de juventud, vivida junto al río Guadiana y que luego he buscado en otros lugares como Venecia, Estambul o Ámsterdam. Es parte importante de mi temática actual”.

Cuenta con más de 120 exposiciones individuales repartidas por todo el territorio nacional y otros países, y tiene en su haber más de 25 premios de pintura. Juan Fernández ha expuesto en importantes galerías de Madrid como Kreisler, Alfama, Sokoa o Gavart. “Tuve suerte, o quizá fue que lo que hacía gustaba, pude entrar en galerías importantes y he podido vivir del trabajo que me gusta”, afirma. Su obra cuelga hoy en colecciones como el Parlamento de Andalucía en Sevilla, la Biblioteca Nacional en Madrid, el Museo Nacional de Cerámica de Lisboa, la colección del Gobierno de La Rioja, el Museo Provincial de Jaén, el Museo Infanta Elena en Tomelloso y otros museos y colecciones privadas.
Su método de trabajo se aleja de la rutina estricta. “No soy de los que pintan 8 horas diarias. A veces paso días sin pintar, pero cuando me pongo a trabajar en un cuadro o en una serie no paro hasta acabarla. Soy un poco anárquico, tengo esa libertad para trabajar a la hora o el día que deseo hacerlo. La inspiración, como decía Picasso, ‘te llega trabajando’”.
Para Juan Fernández, “el realismo es un estilo más comprensible o fácil para el espectador medio que la abstracción, ya que el dibujo o la proporción de las formas ayudan más fácilmente a la comprensión de la imagen que la abstracción, que puede ser maravillosa pero requiere otra lectura”.
Galerías, la calle y los reconocimientos
El artista también ha experimentado con formatos más cercanos al público, como el Paseo por el Arte de Ayamonte, considerado la exposición al aire libre más grande de Europa, con más de 170 pintores en la XII edición de esta temporada veraniega. “En la calle tu obra la ve mucho más público que en una galería de arte. Pero ambos espacios tienen su valor. Yo llevo más de diez años participando en este evento cultural y me parece fundamental para difundir el arte y el turismo cultural de Ayamonte”.
Ese evento es, para él, un símbolo de la buena salud artística de la ciudad. “Huelva vive un gran momento. Ahora hay más pintores que nunca y, lo mejor, hay muy buenos pintores. La cultura se ha democratizado. Si antes en una facultad había 40 alumnos por curso, ahora hay 120. Eso hace que haya más posibilidades de que salgan talentos”.
Juan Fernández sigue recibiendo reconocimientos. En los últimos años ha recibido algunos de los galardones más significativos de su carrera. En 2025 ha sido distinguido en Madrid con la Medalla de Oro del Grupo Pro Arte y Cultura que preside Mayte Spínola. También, el año pasado, la Diputación de Huelva otorgó la Medalla de Oro de la Provincia a la Escuela Ayamontina de Pintura, de la que es miembro. “Es un orgullo, después de tantos años de trabajo, que se reconozca la trayectoria de este grupo. Es recoger un poco todo lo sembrado por esta Escuela en estos 50 años”.
En el ámbito artístico acumula un importante número de galardones, entre ellos la Medalla Cecilio Pla del Salón de Otoño de Madrid (2017), la Medalla de Oro del Foro Europa 2001 (Madrid, 2016), la Medalla de Honor y la Medalla de Plata en el Concurso Nacional de Pintura Caja de Ahorros de Guadalajara (1996), el Primer Premio de la Caja de Ahorros de Guadalajara (1997), el Primer Premio ‘El vino y los cinco sentidos’ del Gobierno de La Rioja (1998) y el Primer Premio en la Exposición Internacional de Pintura Ciudad de Alcázar de San Juan (2001). También recibió la Medalla de Honor del Concurso Nacional de Pintura Ciudad de Tudela (1997 y 1999), además de premios en Luarca, Soria, Alicante y Madrid.
Juan Fernández sigue pintando. “Un pintor no se jubila nunca. Imagínate que Picasso hubiera dejado de pintar a los 65 años por jubilación, nos habríamos perdido 30 años de su obra. Para mí la pintura no es un trabajo, es una diversión. Ahora pinto más relajado, pero sigo creando. Estoy preparando una serie de retratos que llamo ‘100 Miradas’, que expondré junto a pinturas de diferentes etapas en una nueva exposición en la Sala de la Provincia de la Diputación de Huelva en abril de 2026”.

Su vida personal también ha sido un punto de apoyo vital en su trayectoria. “Mi mujer, Estela, ha sido fundamental. Me ha ayudado en montajes, en decisiones, siempre apoyando. Detrás de un pintor siempre hay alguien que sostiene. También mis padres, que nunca me obligaron a quedarme en el bar familiar y me dejaron elegir mi camino”.

En su estudio de Ayamonte, con vistas al puente que conecta con Portugal, sigue experimentando con luces, reflejos y rostros. Madrid y Ayamonte se complementan en su inspiración. “De Madrid traigo paisajes urbanos, de Ayamonte la naturaleza y el agua. Son mis dos mundos, y de ambos me nutro”.
Juan Fernández, aquel benjamín de la Escuela Ayamontina, es hoy un referente consolidado del realismo español. Su trayectoria demuestra que el arte no entiende de jubilaciones ni fronteras, y que la mirada de un pintor puede seguir creciendo mientras sus ojos encuentren belleza en el entorno.








