El rugido del motor volvió a sonar a gloria para Rubén Geraldo Mariano en Piñor (Ourense). El valverdeño, que regresó en 2024 a la competición tras más de dos décadas de parón, terminó segundo en Máster 45 en la penúltima cita del Campeonato de España de Enduro. Lo hizo después de una caída al inicio del sábado que le dejó tocadas las costillas y la cadera. “Cada bache me producía un dolor intenso, pero había que acabar para sumar puntos”, resume. Con ese segundo puesto en las dos jornadas, mantiene el liderato del nacional a falta de la última prueba, que se decidirá en Almería el fin de semana del 23. Tras el paso por la prueba gallega, la ventaja sobre el segundo pasó de 25 a 19 puntos, pero las aspiraciones siguen intactas.
“El fin de semana de Ourense fue duro de verdad”, expresa. Galicia es una pista exigente con barro negro, raíces traicioneras, piedras pequeñas que no se ven y especiales rápidas bajo una luz tenue. “Nada más empezar, la moto se me deslizó de delante, golpeé un talud y me caí. Arreglé lo justo en la moto y seguí. Tenía que puntuar”, cuenta. El dolor fuerte llegó en las costillas. Empujar la moto en parrilla o absorber impactos se convirtió en una tortura. “Es un deporte en el que no dejas de moverte. Me compensó el sufrimiento por sostener el campeonato”.
La cita de Piñor fue de dos días, con dos carreras independientes cuyos tiempos suman en el global para posicionarse en la clasificación del campeonato nacional. Rubén fue segundo sábado y domingo. “El sábado remonté como pude. El domingo rodé a dos segundos del primero en alguna especial, pero no podía exigir más”, admite. El plan ahora es mantener la diferencia hasta la victoria “Con 19 puntos de colchón. Si cierro con dos terceros me llevo el título. Toca correr con la calculadora… y con la cabeza”.

La vuelta a la pista
El regreso de Geraldo encierra una historia con luces y sombras. Nacido en 1978, empezó a competir de adolescente y en 2001 fue campeón de España por Autonomías con la selección andaluza en la categoría reina. En 2003, una grave lesión de rodilla lo apartó de los circuitos. Llegó la vida adulta, el trabajo en su tienda y taller de motos, las responsabilidades… y 21 años sin ponerse un dorsal. “Volví en 2024 por acompañar a mi hijo, que también compite, y estaba desmotivado por una lesión. Le dije: ‘vamos a correr un año junto para divertirnos’, sin ninguna intención de competir”. Aquella “prueba” terminó con un doblete andaluz en el campeón de Enduro y Cross Country, junto con dos subcampeonatos de España. “El secreto fue, seguramente, que iba simplemente a disfrutar…así es como llegan los triunfos”, argumenta.
En 2025 su espíritu competitivo se ha llenado de combustible y va a por los cuatro títulos. Ya ha conquistado el Campeonato de España de Cross Country Máster 45; lidera el Enduro nacional y también marcha primero en Enduro y Cross Country de Andalucía. “Ojalá cierre el pleno. Si no, seguiré disfrutando. No miro las clasificaciones durante la carrera porque si te obsesionas, dejas de divertirte”, confiesa.

La disciplina que mantiene es nocturna. Como empresario y autónomo, solo puede montar en moto los fines de semana. De martes a viernes entrena en casa con sesiones de fuerza alternadas con bicicleta estática para mantener el cardio. “Hay días que salgo de la tienda a las once y media y aun así hago una hora y media. Es el sacrificio que no se ve”, explica. Cuando la carrera es cercana, busca encadenar sábado de entreno con domingo de competición para simular esfuerzos de dos días. En las citas lejanas, la aventura incluye trece horas de carretera, reconocimiento de especiales en e-bike, verificaciones y, al terminar, vuelta a Valverde y a la tienda “sin dormir”.
Esta temporada ha superado muchas dificultades…desde frenos traseros fallando nada más entrar a pista en la primera carrera del año, pasando por lluvia constante en Infiesto (Asturias) o la caída de Piñor. “La suerte, la preparación y la mecánica mandan. Lo peor es retirarte y perder puntos”, repite como mantra. Por eso en Ourense sacó fuerzas para asegurar la suma.

Uno de sus grandes apoyos en su vuelta a la pista es Manuel Bando López, un pilar en las carreras y “un grandísimo amigo que está cuando hace falta. Me mantiene la moral alta en cada momento y en un año como esto, esa bolsa de oxígeno es muy necesaria”, comparte el piloto valverdeño.

Más allá de los resultados, su relato es el de un reencuentro consigo mismo. “Volver me ha dado vida. Me saca de la rutina, me conecta con lo que fui y con lo que soy sobre la moto. No pienso que tenga cuarenta y tantos; pienso que soy uno más en la pista”, dice. También ha cambiado su manera de competir y asume menos riesgo inútil, con una gestión más metódica de la carrera. “Tenemos responsabilidades. Soy autónomo, tengo mi negocio. Hay que ser responsable y elegir qué es más importante en cada momento”.
En Valverde del Camino, su nombre es un referente entre los aficionados. Su historia engancha porque habla de una segunda oportunidad para aquel chaval que volaba en los 90 y el adulto que ha vuelto con la energía renovada y su espíritu competitivo intacto. En Piñor, pese al dolor, pisó de nuevo el podio. En la última prueba en Almería, buscará los laureles para colocarse campeón de España de Enduro Máster 45, veinte años después de haberse bajado de la moto. “Si se cumple, perfecto. Y si no, habré luchado disfrutando con lo que más me gusta…montarme en la moto”, concluye.








