Con motivo del 4 de febrero, Día Mundial Contra el Cáncer, el patrocinador (Nuevos Cimientos SL) de esta nueva sección, que hoy inauguramos, proponía rendir homenaje a aquellas personas que se encuentran hoy día batallando para vencer esta compleja enfermedad. Para ello contactamos con nuestra vecina Penélope, empresaria de nuestro municipio, que hace unos meses tuvo que hacer un parón en su vida tras conocer que tenía cáncer de mama triple negativo, un diagnóstico que se presentó por sorpresa tras una revisión rutinaria, y que, de un momento para otro, puso toda su vida “patas arriba”.
Redacción: Ana Hermida – 13 Febrero
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Cuando planteamos a Penélope Helen Wood hacerle esta entrevista, en principio se mostró reacia. No es fácil “mostrarse” en un momento como el que ella está viviendo. Pero luego pensó que tal vez no fuese mala idea compartir su experiencia y así ayudar a concienciar a las mujeres sobre la importancia de hacerse revisiones periódicas. Finalmente dijo “sí” y se citó con Punto Cero en la terraza del Casino de Aljaraque donde tomamos un vino y charlamos largo rato…
Nuestra protagonista, a la que muchos conocen por “la guiri de Aljaraque”, fue adoptada por nuestro municipio hace ya 26 años. Es una persona alegre, extrovertida, hiperactiva, creativa y extraordinariamente empática. Su peor defecto, como ella misma reconoce, es su impulsividad. Penélope, siempre con un “Gracias” en la boca, se siente una privilegiada de la vida incluso cuando esta le golpea con fuerza. “Tengo muchos motivos para ser feliz”, afirma echando un guiño a la redactora de este medio.
Nuestra «guiri» es una disfrutona. Le encantan los huevos fritos con patatas y, adora tomar un buen Ribera en buena compañía. Es espontanea, divertida, profunda, talentosa y muy amorosa. Cuando le preguntamos por lo más bello que ha vivido a lo largo de su vida, responde, sin dudar, que el nacimiento de Dani, de 17 años, y Amaya de 18, sus hijos. Ellos son su gran debilidad y su fuente de energía en el día a día, especialmente cuando la vida se pone seria. Ver a sus hijos crecer y encontrar la felicidad es la mayor de sus ilusiones, “todo lo demás es secundario”, aclara. Penélope se emociona cuando habla de Dani y Amaya, que han tenido que crecer demasiado rápido para afrontar el problema de salud de mamá. “Mi enfermedad nos ha puesto a prueba a los tres, y me siento muy orgullosa de la respuesta de mis hijos. Hemos compartido la dificultad de estos meses y han demostrado una madurez increíble. Hemos reído, llorado, hemos hablado mucho, hemos visto pelis juntos, ha habido tiempo para todo”, aclara nuestra protagonista haciendo alusión a estos seis meses de quimioterapia, donde sus hijos y el padre de sus hijos, César, han sido sus grandes aliados, junto al resto de su familia y una enorme lista de amigos que la han acompañado de un modo u otro en sus peores momentos. “Hannah, especialmente, ha sido una persona esencial en este proceso sin la cual todo hubiera sido mucho más difícil”, reconoce agradecida.
“También me han ayudado mujeres que han sufrido cáncer de mama. Conocer sus experiencias ha sido para mí muy importante. Por ello me brindo a hablar con las mujeres que sean diagnosticadas y necesiten información y consejos para sobrellevar la enfermedad de la mejor manera posible. Hay muchas cosas que se pueden hacer y que no las explican los médicos”, aclara.
Penélope sueña con recuperar pronto su vida y poner punto y final a esta pesadilla. “Echo de menos la normalidad del día a día, mi vida laboral, el contacto diario con mis alumnos, con mis compañeros, con mi socia…”
A pesar de sentirse muy arropada y querida, nuestra vecina reconoce que hay momentos de soledad imperativa que se hacen muy duros. En esos momentos es cuando mira al cáncer de frente. Aunque siempre ha sabido que este pulso a la enfermedad lo gana ella, y así lo transmite siempre a todo su entorno tratando de no preocupar en exceso, los momentos duros siempre llegan…
Encontrarse por la calle con Penélope siempre ha sido divertido. Ahora que no está en sus mejores momentos, lo sigue siendo. Cuando te paras con ella, y la coges con ganas de comunicar, cosa que no siempre pasa, te revela esa nueva cara suya donde se mezclan la coquetería y el orgullo. Y es que hace lo que sea por no mostrar debilidad y por no evidenciar las consecuencias de sus tratamientos. Y es solo a veces, cuando se siente en confianza, y con ganas de sincerarse, cuando habla del tema entre risas y lágrimas. Todos podemos imaginar que para una mujer no debe ser fácil asumir la inclemencia de esta enfermedad y de su tratamiento sobre el aspecto físico. A Penélope, los días “feos” no hay quien la saque de su casa. No consiente que nadie la vea con aspecto de enferma. Le obsesiona mantener un look saludable. Genio y figura…
Otra de sus luchas ha sido disponer en todo momento de toda la información relativa a la evolución de su enfermedad, de los efectos de sus tratamientos, de las expectativas de futuro, etc… El principal obstáculo en este sentido lo ha encontrado en la sobrecarga de trabajo de algunos médicos, que no pueden dedicar tiempo a satisfacer las necesidades de información de sus pacientes. Pero Penélope, que es inconformista incorregible, ha encontrado la vía para que no se le escape ni un detalle de información. Por un lado, va siempre al médico con una libreta con las preguntas que quiere hacer para rentabilizar el poco tiempo que va a estar en la consulta y, por otro, pide copia de todo consentimiento informado que firma, porque ahí es donde se explica absolutamente todo lo que le puede pasar con el tratamiento, con una prueba diagnóstica, con una cirugía, etc…
Cuando nuestra vecina fue diagnosticada de cáncer de mama, y supo lo que se le venía encima, fue rápida buscando información y más rápida aún tomando decisiones en beneficio de reducir su posterior malestar por los efectos de unos tratamientos que prometían ser muy agresivos. Penélope quiere que su camino recorrido pueda valer a aquellas mujeres que sean próximamente diagnosticadas, y por ello nos brinda una serie de recomendaciones que a ella le han servido para mantenerse física y psicológicamente algo más estable a pesar de la montaña rusa emocional en la que el cáncer la ha subido sin pedirle permiso… En palabras de ella:
– Me hice microblading antes de iniciar la quimioterapia para que, cuando se me cayeran las cejas, no se viera mi cara desdibujada.
– Compré gorros fríos para evitar la caída del cabello. A mí me ha funcionado.
– Compré un paragüas con filtro solar para poder salir a pesar del sol.
– Me hice con una despensa de productos naturales para el cuidado corporal como aceite de coco, sales epson para controlar las nauseas, menta poleo, y un largo etc…
– Contacté con Félix, un chico extraordinario que venía a casa para hacerme acupuntura altruistamente.
– Estreché la comunicación con mi entorno más íntimo, porque en este proceso, contar con personas de total confianza es fundamental. Ellos te ayudan, te miman, te consienten…
– También hay que permitirse sentir y expresar los malos momentos.
– En vez de comprar gorras por si se me caía el pelo, compré hijabs, que dan una imagen más exótica que las gorras. Hay muchas formas de colocarlos, en youtube hay tutoriales.
– Me apunté a clases de dibujo, un espacio en el que me he sentido muy arropada, donde he dibujado sobre todo cuerpos femeninos desnudos. Estimular la creatividad para mí ha sido una gran terapia.
– Me puse extensiones en mis pestañas…
Y todo esto que he explicado, lo he podido hacer sin salir de nuestro pueblo, donde podemos encontrar unos profesionales excepcionales y con una sensibilidad exquisita para tratar con la enfermedad y con los enfermos de cáncer.
– He asistido también a actividades de dos asociaciones dedicadas al cáncer. Una es la asociación contra el cáncer y otra es la asociación contra el cáncer de mama Santa Águeda, ambas en Huelva, donde sus psicólogas especializadas me han ayudado a afrontar los problemas derivados de la enfermedad. En breve empezaré también con una actividad para prevenir el linfedema, una complicación frecuente tras la mastectomía, que organiza Santa Águeda y que debe ser muy divertida, el tiro con arco”.
Penélope insiste en la importancia de hacerse revisiones periódicas, porque su cáncer se descubrió a tiempo gracias a una revisión rutinaria. Ella no se notó nada, el tumor no se palpaba, pero estaba creciendo dentro de ella. Tal vez, si no hubiera acudido a su revisión, hubiera llegado demasiado tarde.