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Es capitana del equipo sénior femenino del Club Baloncesto Punta Umbría, entrenadora de la categoría mini y una estusiasta del deporte que comenzó a practicar con siete años en este club. Siente pasión por esta disciplina que vive en familia con todas las personas vinculadas al club local. Ella rebosa madurez y está muy comprometida con la educación de los más pequeños. Todo un ejemplo a seguir.
Desde los 7 años, María José Martín Fidalgo ha vivido el baloncesto con una pasión que la acompaña en su día a día. Con 21 años, María José es una figura fundamental en el Club Baloncesto Punta Umbría, no solo como capitana del equipo sénior femenino, sino también como entrenadora de los pequeños que se inician en el club. Para ella, el baloncesto no es solo un deporte, sino una escuela de valores, y una segunda familia. «El baloncesto es mi pasión y el club es mi hogar. Aquí aprendí lo que significa el esfuerzo, el trabajo en equipo y el respeto”, comenta.
María José recuerda que su interés por el baloncesto nació durante sus días en el colegio Santo Cristo del Mar, cuando veía a otros niños jugar. La invitación de su amiga Estela Mora fue el empujón final para lanzarse al mundo de las canchas. “Estela me dijo que lo probara, y desde el primer momento quedé enamorada”, recuerda. Ese primer contacto despertó en ella una pasión que ha seguido creciendo con el tiempo, a la vez que se ha ido curtiendo a nivel personal.
Pasar por todas las categorías del club ha sido una experiencia enriquecedora para ella. A lo largo de los años, ha compartido equipo con muchas compañeras que hoy siguen siendo sus amigas y también compañeras de batalla en el equipo senior. “Llevo cuatro años en el equipo sénior, y mis compañeras son como mi segunda familia. Esas amistades y el sentido de equipo son de las cosas más valiosas que me ha dado el baloncesto”, asegura con emoción. “Aquí he aprendido lo que significa trabajar en equipo, respetar a los demás, dar lo mejor de uno mismo y ser constante”, reconoce. Estos valores son, según ella, la esencia del Club Baloncesto Punta Umbría, un colectivo que destaca por su ambiente familiar y el apoyo que recibe de padres y socios, quienes participan activamente en todas las actividades. Esta filosofía de vida es también lo que busca transmitir a los más jóvenes en su papel como entrenadora de los equipos de categoría Mini. “A los niños les intento enseñar que el baloncesto es una forma divertida de desconectar, de disfrutar y de aprender valores. No solo se trata de técnica, sino de que se enganchen al deporte y aprendan a relacionarse”, explica.
Nuestra protagonista es consciente de que hoy en día, captar el interés de los más pequeños es un reto, ya que muchos prefieren quedarse en casa jugando con dispositivos electrónicos. “Es importante que los niños hagan deporte y no pasen todo el día pegados a la pantalla. El baloncesto, además de hacerlos más activos, les ayuda a desarrollar su autonomía, a relacionarse y a aprender a hablar en público”, explica con mucha madurez.
Para ella, el deporte aporta beneficios fundamentales tanto en el cuerpo como en la mente, algo que considera esencial en el desarrollo de los niños.
Logros en el baloncesto
A lo largo de sus años en el club ha vivido momentos inolvidables. Recuerda con especial cariño su paso por la categoría cadete, cuando logró clasificarse para la fase final y vivir una experiencia única al concentrarse en un campeonato. “Esa etapa me marcó, porque fue mi primera experiencia real en una fase final, compartiendo concentración con mi equipo en un hotel. Me sentí parte de algo grande”, relata.
En su etapa de la categoría más alta del club, destaca el esfuerzo que el equipo ha realizado para consolidarse. “Hace 4 años logramos recuperar el sénior femenino del club y este ha sido para mí uno de los mayores triunfos. Empezamos como un proyecto que no sabíamos si tendría continuidad, pero hemos crecido mucho y hoy competimos a buen nivel, con opciones para estar en una fase final”, cuenta orgullosa y satisfecha.
Su compromiso con el club se centra en mantener vivo el equipo para que sea un modelo a seguir para las nuevas generaciones.“Es muy importante que el equipo siga adelante, que sea un referente para las niñas que vienen detrás. Queremos que en el futuro haya más chicas que sueñen con llegar al equipo”, afirma.
Sus referentes en el baloncesto muestran también su agradecimiento con el club: “mis entrenadores Emilio Franco y Alejandro Ledesma, me han aportado mucho en lo deportivo y en lo personal”, sentencia con convicción.
Con respecto a su propio futuro, María José espera seguir vinculada al club durante muchos años más. “Me veo aquí, en Punta Umbría, ayudando al club a crecer, jugando en el equipo sénior y entrenando a los niños”, dice con determinación.
Para aquellos niños y niñas que estén considerando probar el baloncesto, ofrece un mensaje inspirador: “Aquí, además de aprender a jugar, te llevas valores, amigos y un sentido de pertenencia. Somos una familia, y una vez que pruebas el baloncesto, ya no lo puedes soltar”.