De Punta Umbría a la élite nacional del kick Boxing y el Full Contact, el luchador onubense encara ahora su salto a las MMA como un nuevo reto de superación personal y deportiva.

Con solo 25 años, Francisco Verdún Rodríguez se ha convertido en un gran referente para los amantes de los deportes de contacto en Huelva y en el resto del territorio nacional. Nacido y criado en Punta Umbría, su recorrido deportivo es el ejemplo de cómo la pasión, la constancia y el deseo de superación pueden transformar una vida. Encontró en el Kick Boxing y el Full Contact mucho más que una disciplina, encontró un camino, un refugio personal y una herramienta para construir su identidad. Campeón de España de Kick Boxing en 2020 y también de Full Contact, su trayectoria es la de alguien que nunca ha dejado de buscar su mejor versión, tanto dentro como fuera del ring.

“Lo que me atrajo del Kick Boxing fue la disciplina. Yo veía combates en televisión y sentía que ese deporte podía darme lo que necesitaba”, confiesa Verdún. En un momento de juventud en el que sentía que se perdía, el cambio del balón a los guantes supuso mucho más que un simple giro deportivo. “Necesitaba un deporte donde dependiera solo de mí, donde mi trabajo fuera el que hablara”, añade. Atrás dejaba años en las categorías base de la Escuela de Fútbol de Punta Umbría, una etapa que recuerda con cariño pero que no llenaba su ambición personal.
Su irrupción en el Kick Boxing no tardó en dar frutos. “Gané varios campeonatos seguidos, pero el primero fue el más especial. Era una redención personal. Fue demostrarme que, con trabajo, humildad y respeto, uno puede conseguir todo lo que se proponga”, afirma. Los títulos no solo le dieron visibilidad, sino que reforzaron su convicción de que estaba en el camino correcto.
Actualmente, Francisco reside en Salamanca, desde donde continúa entrenando a diario mientras compagina su carrera deportiva con su vida laboral. “Vivir lejos de mi tierra fue duro, pero necesario. Estuve incluso un año en Irlanda para aprender de otras metodologías y absorber nuevas formas de entender el combate. Aquella experiencia me abrió la mente”, explica.
Desde su base en Salamanca, ha comenzado su transición hacia las Artes Marciales Mixtas (MMA), un salto que considera tan natural como desafiante. “Me gusta el reto, la ambición. Me lo propusieron y me lancé. Ahora toca entrenar muchísimo Jiu-Jitsu porque ya saben que vengo del Kick Boxing y van a buscar llevarme al suelo”, reconoce entre risas. La transición no ha sido fácil: “Es un deporte para sufridores. En el Jiu-Jitsu pierdes todos los días, te hacen llaves una y otra vez. Pero es parte del aprendizaje. Tienes que entrenar duro, día a día”.

Verdún no solo entrena. También trabaja y colabora con un equipo de fútbol entrenando a porteros, lo que le permite mantener el equilibrio físico y mental. “Trabajo, descanso, entreno… ese es mi ciclo. Intento cuidarme, tener una buena dieta, y sobre todo descansar bien”, cuenta.
Su currículum impresiona. Tiene más de 30 combates ganados, participación en dos Copas del Mundo (Austria e Italia) y convocatorias con la selección española. Pero si tuviera que quedarse con uno, elige el combate que perdió en cuartos de final en Italia. “Ahí entendí lo lejos que había llegado, todo lo que había tenido que hacer para estar ahí. Fue una derrota, sí, pero también una victoria personal”.
A pesar de los kilómetros que lo separan de su tierra, Francisco lleva a Punta Umbría en cada combate. “Para mí representar a mi pueblo es un orgullo. Soy Punta Umbría. Llevo conmigo a todos los entrenadores que me formaron, desde las categorías base del fútbol. Personas como Ale Zurdo, que estuvo pendiente de mí cuando me porté bien y cuando me porté mal. Es importante recordarlo todo”, dice emocionado.
Cuando se le pregunta qué consejo daría a los jóvenes que sueñan con vivir del deporte, Francisco no duda: “Todo es posible con sacrificio. Hay que soñar, tener disciplina, moverse si hace falta, aprender de los mejores y ser agradecido. El deporte me salvó la vida”.
Y ahora, con la mirada puesta en las MMA y nuevos retos internacionales, Francisco Verdún sigue peleando. No solo en el ring, sino por mantener viva esa llama que lo convirtió en campeón. Una historia que demuestra que los deportes de contacto son mucho más que golpes: son herramientas de transformación, de lucha interior, y de reencuentro con uno mismo.