María Ángeles Pérez Morales: lucha diaria y liderazgo contra la fibromialgia

Cada mañana, María Ángeles Pérez Morales se despierta con la incertidumbre clavada en el cuerpo. «Te levantas y piensas ¿cómo voy a empezar el día hoy si no puedo ni moverme de la cama?«, confiesa. Esta moguereña convive con la fibromialgia desde hace años, una enfermedad casi invisible y, a menudo, incomprendida que condiciona cada gesto cotidiano. Aun así, su actitud es firme frente a la enfermedad. «La fibromialgia no va a poder conmigo. Hasta ahora lo estoy consiguiendo, no sé mañana, pero hoy sigo aquí«, afirma con contundencia.

María Ángeles es el ejemplo viviente de una batalla silenciosa librada por casi un millón de personas en nuestro país. Su cuerpo la desafía con dolores intensos, agotamiento constante y una lista de síntomas que cambian a diario. «Un día no puedes levantar el brazo para peinarte; otro, se te cae el cuchillo de las manos porque no puedes cerrarlas. La noche no sabes si podrás dormir, y cada mañana te preguntas cómo te vas a levantar«, relata. Su diagnóstico incluye los 18 puntos gatillo característicos de la enfermedad, sumados a neuralgia del trigémino y artrosis severa.

Lo que la sostiene, más allá del tratamiento físico, es su mentalidad. «Me pinto los labios, me pongo en pie y salgo a la calle. Si me va a doler en casa, que me duela fuera, pero haciendo algo. Porque en casa te comes el coco, y yo no quiero acabar en un psiquiatra«. Así normaliza, en lo posible, su vida. Participa activamente en la vida social de Moguer, el presidenta del Consejo Parroquial de Hermandades y Cofradías y se mantiene al frente de la Asociación Fibro Moguer, de la que es presidenta desde su fundación.

Fibro Moguer durante un encuentro social en la localidad.
Las asociaciadas de Fibro Moguer en una actividad en la playa.
Mari Ángeles es también presidenta del Consejo Parroquial de Hermandades y Cofradías.

La incomprensión social es una de las cargas más dolorosas para quienes padecen fibromialgia. «Lo peor es cuando no te creen y piensan que te quejas sin más. Eso es duro, porque es una enfermedad sin diagnóstico. Los propios facultativos, a veces, tienen cierto descrédito con nuestra enfermedad. También te empiezas a retraer a la hora de quedar y tu vida social se ve afectada. Al final, pierdes amistades porque no puedes comprometerte«, lamenta. «Por eso es fundamental que la familia entienda. Que te escuchen, que te pongan la mano en el hombro y digan: ‘yo estoy contigo’. Eso es medicina pura«.

A través de Fibro Moguer, María Ángeles ha canalizado su lucha en una causa colectiva. «Nos reunimos una vez a la semana en la sede. Tomamos un café, compartimos experiencias. Y cuando otra te dice, ‘a mí también me pasa’, piensas: no estoy loca, no es cosa mía«. Esta asociación, creada en 2018, comenzó como un pequeño grupo de afectadas y hoy suma más de 240 socios.

«El proceso fue durísimo«, recuerda. «Costó meses de papeleo y trabas absurdas, pero lo conseguimos. Y gracias al Ayuntamiento, que nos cedió la sede y nos apoya con una subvención anual, seguimos adelante«. Además del respaldo municipal, cuentan con la colaboración de empresas locales como Grufesa, la Comunidad de Regantes del Fresno o la Fundación La Caixa. María Ángeles también reconoce a Pepa Frigolet como “una de las impulsoras de la asociación”, en su etapa como enfermera de enlace en Moguer.

Fibro Moguer renovando la ayuda con el Ayuntamiento.

Con motivo del Día Internacional de la Fibromialgia, la próxima semana Fibro Moguer ha organizado varias actividades. El miércoles instalarán una mesa informativa frente al Ayuntamiento, repartirán camisetas y leerán un manifiesto. También habrá una sesión de ejercicios con la enfermera de enlace y una charla vespertina organizada por la concejala Elvira Periáñez. El jueves, gracias a la Diputación, asistirán a una jornada al parque Celestino Mutis, que incluirá ejercicios y una comida de convivencia.

El objetivo de estos actos es dar visibilidad a la enfermedad y a la asociación, como un lugar donde encontrar alivio a la carga de las dolencias y abrir una puerta de esperanza a muchos afectados que necesitan compartir sus experiencias. La presidenta confiesa que “poder ayudar a personas que sufren su misma enfermedad desde  Fibro Moguer, es algo muy gratificante” y anima a todos los interesados a ponerse en contacto con la asociación.

«Estos encuentros nos dan la vida. Nos reímos, nos entendemos. Aunque lleguemos muertas de cansancio, nos vamos a casa con el alma llena. La fibromialgia sigue ahí, pero nosotras también seguimos aquí«, concluye María Ángeles. Su historia es testimonio de que, aunque la enfermedad no se ve, sí se siente. Pero también demuestra que con actitud, apoyo y comunidad, es posible plantar cara cada día.

Al cierre de nuestra conversación, y tras las fiestas en honor a la patrona de Moguer, la Virgen de Montemayor, nos decía: “el viernes me puse el traje de gitana e hice al camino al coto. Me dije, hasta donde llegue. No me imaginaba que llegaría tan lejos; me pareció interminable, pero no me quedé en casa”, concluimos entre risas.

 

 

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