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Nunca es tarde para comenzar con nuevos desafíos y abrir una puerta a nuevas experiencias de vida. Daniel Santana Fernández, ‘Dani Castillo’ comenzó a nadar con 26 años, una edad llena de juventud, pero en la que reconoce que hoy recuerda que ni siquiera sabía nadar. “Yo no había nadado en mi vida”, recuerda entre risas. Se lanzó por primera vez a la piscina de 50 metros en Huelva allá por 2002. “Me tiré y no pude completar el largo de la piscina. Me tuve que agarrar a la corchera para poder llegar al final”.
Apenas dos meses después se presentó a las pruebas para ser monitor de natación. “La prueba consistía en hacer 200 metros en menos de 4 minutos, y yo casi me ahogo en 50 en mis primeros intentos. Estuve entrenando por mi cuenta, mirando cómo nadaban otros, y al final lo conseguí”. Ese fue el inicio de una historia de superación y pasión. En 2004 entró como monitor con la empresa Serviocio y, con el tiempo, en 2010 fundó junto a padres y alumnos el Club Natación Lepe. “Hasta entonces mi vida había sido el voleibol, pero poco a poco el agua me atrapó”, confiesa.
Daniel comenzó con travesías cortas hasta que, en 2016, afrontó el gran desafío de cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar, junto a su compañera María Ángeles de la Rosa. “Me decían que estaba loco. Nunca había hecho más de 4.000 metros y el Estrecho son 16.000. Pero lo conseguimos. Fue un reto solidario para la Fundación Vicente Ferrer y todo el pueblo se volcó. Recuerdo un grupo de WhatsApp con cientos de personas animándonos, fue una locura”.

Desde entonces no ha parado. En 2017 participó en el Desafío Huelva La Luz, una travesía de 80 kilómetros en relevos que cruzó desde Isla Canela hasta Matalascañas durante 24 horas y en 2018 nadó 30 kilómetros entre Montegordo y La Antilla para ANDEX y la lucha contra el cáncer infantil. En 2021 llegó el Desafío Flecha de Nueva Umbría, 25 km a nado por relevos. En 2023 completó 10 horas solidarias en piscina en Palos de la Frontera. Y este mismo 2025 participó en la durísima Batalla de Rande en Galicia, prueba de 27 kilómetros durante la que tuvo que retirarse. “Me lesioné en el kilómetro 21 y tuve que abandonar. Fue muy duro, pero quiero volver en 2026 para quitarme esa espinita”.
Pasión por el mar
Lo suyo no es solo competir. Habla del agua como quien describe un refugio. “Cuando me meto en el agua desaparece todo, mi mente desconecta y simplemente nado. Me relaja, me da paz, me da tranquilidad. Puedo llevarme horas nadando sin parar. En aguas abiertas eres tú solo y el mar”. Por eso recomienda la natación sin ninguna duda. “Es el deporte más saludable que existe. Da igual la edad o el nivel. Tenemos en el club niños de 5 años y adultos de 70. Unos compiten en campeonatos de Andalucía y otros solo vienen a pasarlo bien. Todos comparten lo mismo: la ilusión de nadar”.
Además de sus retos personales, Santana ha sido pieza clave en la organización deportiva en Lepe. Este verano, junto al Club Natación, ha puesto en marcha la primera 10K de aguas abiertas en Lepe. “Era algo que hacíamos como quedada de amigos y decidimos dar el paso. Ha costado mucho trabajo sacarla adelante, pero ha sido un éxito. Es el único 10K de Andalucía y estoy seguro de que en unos años será una prueba muy importante en el calendario nacional”.
Los próximos meses vienen cargados de proyectos. En 2026 afrontará varios desafíos como repetir el cruce del Estrecho diez años después, junto a tres compañeros y con un fin solidario a beneficio de AFALE; un nuevo reto con el equipo máster; la Vuelta al Hacho en Ceuta; y, sobre todo, comenzar la mítica Triple Corona de Aguas Abiertas. Todo ello sin dejar de competir en campeonatos andaluces y nacionales. “Yo sigo nadando porque me encanta. Y porque este deporte me ha dado amigos, salud y un ambiente sano. Al final, se trata de compartir”.


Y compartir es algo que hace en esta disciplina hace también con su pareja, Bárbara Pascual. “Para mi es un placer nadar con ella y compartir experiencias desafiantes en el agua. Me encanta hacer cosas bonitas con ella, especialmente cuando se trata de retos solidarios, como cruzar el Estrecho para recaudar fondos para AFALE próximamente”, nos adelanta Daniel. “Además, cuando uno no tiene ganas el otro tira del carro”, dice con una sonrisa.
Daniel es un ejemplo de pasión al deporte y de ayuda a los demás, a través de una actividad saludable en la que descubrir la parte más amable de ‘la gente’, es uno de los grandes atractivos. ¡Que la mar te acompañe en tus próximas travesías, Dani!
Por: José Luis Galloso


 
															




