“Vine a la villa de Palos, que es puerto de mar, adonde armé yo tres navíos muy aptos para semejante hecho, y partí del dicho puerto muy abastecido de muy muchos mantenimientos y de mucha gente de la mar, a tres días del mes de agosto del dicho año, en un viernes, antes de la salida del sol con media hora…”
(Diario de Colón, extractado por fray Bartolomé de las Casas).
Fue un tres de agosto… tres de agosto de 1492; día memorable, día en que se comenzó a cambiar la historia del mundo. Pero, ¿Qué es el tres de agosto? ¿Qué es ese día qué tanto resuena en nuestra tierra? ¿Qué significa esa fecha? Si me lo permites, amable lector, a través de estas humildes palabras, yo te diré que es el tres de agosto.
Tres de agosto es el humilde convento franciscano de la Rábida, es fray Antonio de Marchena quien acoge a ese extraño marino con acento extranjero, al que le ofrece hospitalidad y sustento; es fray Juan Pérez quien le abre las puertas de la corte al personaje de inciertos orígenes y al que avala ante poderosos y sabios de la época.
Tres de agosto es mirada del orgulloso y arrogante genovés que, con la perfecta recluta realizada -gracias, sobre todo, al mayor de los Pinzón- enfila el muelle del Puerto de Palos hacía la Nao capitana que, torpemente, perderá en las orillas de La Española.
Tres de agosto es Martín Alonso Pinzón a la cabeza, con sus hermanos Vicente y Francisco siempre a su lado; es marineros de la villa de Palos y del “país del Tinto y el Odiel”, que dijera fray Ángel Ortega en su magna obra “La Rábida”.
Tres de agosto es olor a ría, olor a puerto, es olor a mar y a madera de carabelas, olor a pescado salado y secado al sol, es olor a brisa marinera de la tierra llana de nuestra provincia onubense. Es agua dulce de la Fontanilla cargada en despensas de carabelas veleras, con sus velas redondas y latinas, y anclas de viejo hierro ya desgastado.
Tres de agosto es “la Pinta”, “la Niña” y la “Santa María”, las más famosas y renombradas naves de la historia, más veleras las primeras y lenta, pero de gran carga, la tercera.
Tres de agosto es Te Deum de maitines, es amanecer de oración al alba, rosario de la aurora a la puerta de la parroquia de San Jorge y, saliendo por la puerta de los novios, encaminarse hacia el puerto oyendo campanas tocando a gloria. Es bravura de marineros recios curtidos en hazañas atlánticas, es mañana de júbilo doblando la barra de Saltés.
Tres de agosto es Milagros, Santa María de la Rábida, nuestra madre y patrona, que protegió tan magna empresa con su manto protector, a la que rezaron e invocaron aquellos hombres de la mar.
Tres de agosto es proemio del Descubrimiento, es comienzo del Nuevo Mundo, es génesis de la victoria sobre la mar tenebrosa, es comienzo del conocimiento completo de este, nuestro mundo. Es recuerdos de la hazaña más grande jamás conocida, que está grabada en la memoria como el más grande acontecimiento de la historia, después del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
Tres de agosto es… PALOS DE LA FRONTERA, cuna del Descubrimiento y Evangelización de América; cuna de la Hispanidad.
Por: Miguel Ángel Muñoz Quintero