La Historia de Manuel es la vida de un Hombre de Mar tímido, sereno y con alma bondadosa. Su aspecto saludable con un reflejo pueril en su mirada celeste parece llevar la contraria al calendario que pasaba una página más el pasado 3 de mayo marcando su 86 cumpleaños . Manuel está casado con su querida Dolores, otra chiquilla de 82 años, que pasa largas horas cada día entre fogones, descubriendo nuevas recetas de cocina. Manuel y Dolores son padres orgullosos de 5 hijos. Nuestro marinero de hoy toma tan solo una pastilla para la tensión y otra para conciliar el sueño. Dolores ni eso… La cabeza de nuestro Manuel no puede estar más lúcida, hace pocos días le renovaban – por un año más – el carnet de conducir. Y lo que te rondaré, marinero…
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“Me fabricaron en una Ermita que había en la cárcel, donde metieron a mi padre por ser socialista. Mi madre fue a visitarlo y les dieron permiso para ir juntos a rezar. Así que en la Ermita de aquella cárcel empezó mi vida”, nos cuenta divertido nada más empezar la entrevista…

Nuestro carismático marinero de hoy, Manuel, adora y busca la proximidad y la conexión con el mar al que le une nada menos que 60 años de trabajo: “El mar me ha dado alegría siempre. Me encanta el amanecer porque me sugiere nuevos comienzos. La puesta de sol, a pesar de su belleza, sin embargo, me sugiere fin de un ciclo, y me genera algo de tristeza” nos cuenta Manuel con una sonrisa permanente en la cara.
Como es un madrugador incorregible, hay días que a las seis y media de la mañana ya está subido en su coche en dirección a los chiringuitos de sus hijos. Disfruta del amanecer en la playa cada día, pero el disfrute se multiplica cuando acaba el verano y todo queda en silencio. Le encanta la tranquilidad y sentarse a escuchar el sonido del mar, que le habla bajito sobre su pasado y le recuerda esas miles de historias que han vivido juntos.
Tras 60 años trabajando en la mar, cuando hoy ve los días de agua, de viento y de estar la mar brava, le asaltan los recuerdos del sufrimiento vivido cuando trabajaba en barcos sin defensas. A pesar de reconocer que su trabajo le gustaba, admite que ha vivido situaciones de extremo riesgo, estando incluso 3 o 4 veces en serias dificultades donde llegó a temer por su vida.
A Manuel nunca te lo encontrarás en las aglomeraciones. Nuestro marinero, tras su jubilación, disfruta muchísimo de las mañanas en el chiringito Enebral, de sus hijos, una instalación que ha sido diseñada como un barco en homenaje a él. Allí le gusta pasar las horas, sobre todo en épocas tranquilas, entretenido con sus redes, mirando al mar y admirando el horizonte.
