José y su esposa, Pilar Ortega, nos reciben en su casa de la calle Coquina, una de esas que aún resisten a la especulación, donde la marquesina se convierte en un lugar ideal para rememorar viejas historias del mar. José es descendiente de aquellos marineros del levante que vinieron a Punta Umbría buscando trabajo en el mar. Su padre se asentó en la localidad en torno a la década de los años 20. Pepe es el penúltimo de 8 hermanos, con algunos de los cuales compartió el trabajo en el mar. Es padre de tres hijos: Pilar, Isabel y José. A sus 88 años, tiene seis nietos y tres biznietos, y goza de una salud envidiable, lo que le permitirá conocer a muchos más de sus descendientes. Pero si algo nos llama la atención de Pepe, es su gran memoria, aquella con la que nos relata sus vivencias.
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En el corazón de las fiestas patronales en honor a la Virgen del Carmen, se rinde tributo a quienes han dedicado su vida al mar. Este año, José Fortes López fue elegido como el Marinero de Mayor Edad, un reconocimiento bien merecido para un hombre que ha pasado toda su vida en el mar.
A sus 88 años, José, conocido cariñosamente como «Pepe Reventando», tiene una memoria impecable y recuerda muchas anécdotas de su vida en la mar. Nació en 1936, un año que marcó la historia de nuestro país. “Comencé a trabajar en la mar con 13 años y en aquellos primeros años estuve faenando en varios barcos de la familia, como la ‘Damiana’, ‘Fernando Poo’, o el ‘Hermanos Fortes’, entre otros”.
Entre sus primeras experiencias en el mar, recuerda uno de los eventos más significativos de su juventud, ocurrido en 1951, cuando la ‘Damiana’ fue embestida por un mercante. “Estábamos amarrados en la Almadraba del Loro, cerca de la Torre del Loro, y nos dio una trompá. Un barco almadrabero nos recogió y no nos mojamos ni los pies a pesar del susto. Afortunadamente, a nadie le pasó nada”, explica José.
Pero esta fue solo una de las muchas experiencias que marcaron su vida en el mar. También recuerda su tiempo a bordo de la ‘Darda’, una embarcación de su padre con la que faenó en las costas de Marruecos. Era la década de los 70, y la flota local comenzó a pescar en las costas africanas. Más de un marinero puntaumbrieño sufrió la injustificada persecución de la guardia costera marroquí. “Nos apresaron, nos multaron, nos requisaron el pescado y nos obligaron a picar el calamento y dejar el arte en el fondo. Fue una gran pérdida económica para mi padre”, recuerda con claridad.
No fue la única vez que Pepe fue apresado durante sus turnos en Marruecos. Sin embargo, siguió trabajando como técnico de pesca, un rol equivalente al de patrón, en embarcaciones que faenaban en las costas marroquíes, como el ‘Pescados Calpe’, ‘Estrella de Oriente’ y ‘Juan y Matilde’, hasta que se jubiló definitivamente en 1993.
Recuerda con nostalgia a muchos de sus compañeros en la mar y a gente de su generación. Aunque muchos ya no están entre nosotros, otros siguen vivos en la lúcida memoria de Pepe. “Con Manolo ‘El Caena’ (Manuel Hérnandez Rull), salí por primera vez a pescar siendo prácticamente un niño”. También recuerda a otros compañeros suyos que se dedicaron al mundo de la mar, como Miguel López Andreu, «El Cuco».
Durante la entrañable charla que nos concede, José reflexiona sobre cómo ha cambiado la vida en el mar. Recuerda con nostalgia los tiempos en que el trabajo era más duro, pero también más valorado. “Hoy en día se gana menos dinero, pero también se trabajan menos horas. Antes no nos quejábamos por nada, a pesar de lo duro que era trabajar en la mar. Antes todo se hacía a mano y carreábamos todo a cuestas, hasta que pudimos ayudarnos de los carros y las mulas”, rememora. Y es que “hoy hay más conciencia”, asevera.
José fue homenajeado en 2024 durante las fiestas locales en honor a la Virgen del Carmen, un momento que quedará para siempre en su recuerdo y en el de su familia. “Estoy muy agradecido a la Cofradía de Pescadores, a la Hermandad del Carmen y al Ayuntamiento por acordarse de mí. Sentí nervios al subir al escenario, porque no estoy acostumbrado a ese tipo de cosas (confiesa entre risas). Pero estoy muy contento y agradecido por el reconocimiento. Además, este es un reconocimiento a todas las personas que, como yo, han trabajado en la mar y se han dejado su vida en ella para ganarse el pan”, dice con convicción, repasando en su memoria tantos recuerdos y a tantos marineros con los que faenó.