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Isaac Macías Bastida, fotógrafo autodidacta, captura elementos casi invisibles para transmitir emociones y convertirlas, además, en recuerdos personales. Con la macrofotografía convierte detalles insignificantes en escenas naturales de gran belleza. Su reciente exposición ‘A flor de piel’ ha cautivado al público aljaraqueño, mostrando una mirada profunda del mundo natural a través de la lente de su cámara.
Capturar la verdad. Una frase llena de poesía que brota de los labios de un artista de cámara fotográfica en mano. Este es Isaac Macías Bastida, de 43 años, un técnico de calidad en el laboratorio del Parque Energético de la Rábida que combina su actividad profesional con una de sus pasiones más profundas: la fotografía.
Aunque confiesa que considerar arte lo que hace “son palabras muy grandes”, desvela que su objetivo es despertar emociones. Y de emociones se ha llenado en los últimos días la sala de exposiciones Jon Castizo Ciluaga, en Bellavista, donde ha mostrado su colección titulada ‘A flor de piel’, con gran aceptación por parte del público que visitó el lugar. “Estoy muy satisfecho por la gran acogida que ha tenido la exposición y han sido muchos los que me han dado la enhorabuena. Me gustaría seguir presentando estas fotografías en otras salas de la provincia, pero aún no tengo lugar para la próxima exposición”, explica nuestro protagonista.
“La exposición ha sido una experiencia gratificante por la interacción con el público y la enhorabuena de muchos de los que visitaron la sala. Es curioso ver la sorpresa del público cuando ven los detalles que es capaz de recoger la cámara”. El reconocimiento y las palabras de aliento de los asistentes siempre son un refuerzo para el artista y un empujón para continuar compartiendo su obra y para seguir exponiendo en el futuro. Mientras esperamos esa próxima muestra de su obra, podemos ver su trabajo en su perfil de la red social Instagram @isaacmb1981, donde hace un despliegue de sensibilidad y nos muestra aquello que a primera vista se escapa a nuestros ojos.
La pasión por la fotografía le viene de la infancia. “Recuerdo que con 12 años hice un taller de foto analógica en el colegio y me sorprendió mucho el proceso de revelado, aquello parecía magia”. Más tarde llegaron las cámaras digitales, su primera réflex y los objetivos de gran alcance, para descubrir la técnica con la que más disfruta, la macrofotografía. “La primera vez que cogí un objetivo macro y pude ver todo lo que se nos escapa por no fijarnos en los detalles, fue un momento muy importante en mi pasión por la fotografía. Esta técnica permite captar imágenes únicas de elementos diminutos, dando protagonismo a texturas y figuras que solo pueden apreciarse en el detalle”.
Isaac describe la macrofotografía como “una ventana al detalle invisible del mundo”. Esta técnica implica captar objetos a tamaño real o con una ligera magnificación, revelando patrones y texturas que pasan desapercibidos a simple vista. Le atrae especialmente por la precisión y paciencia que requiere. Cada toma macro es una oportunidad para frenar y observar con atención, dejando de lado el vértigo de la vida moderna. Este tipo de fotografía le permite también conectar emocionalmente con su propia obra, la cual persigue un objetivo muy personal, como es la recopilación de sus propias experiencias con la cámara para la posteridad. “Mis imágenes son para mí una forma de revivir esas emociones que un día experimenté mientras captaba esas realidades”, argumenta.
Isaac se define como un autodidacta. “Ha sido la práctica continua y la experimentación lo que ha impulsado mis conocimientos, además de mi curiosidad buscando información especializada o consultando tutoriales. Mi método de aprendizaje es puramente empírico, abordando cada imagen como un nuevo reto donde mostrar la realidad ”, expresa. La práctica no solo le ha brindado conocimientos técnicos, sino también una forma de desconectar de la vida laboral y el estrés. “La fotografía, especialmente la macro, exige detenerse, observar y profundizar, logrando así un estado de calma que me ha ayudado a sobrellevar momentos difíciles de mi vida”. De su última exposición destaca su obra ‘Silencio’, que podemos ver en las imágenes de este artículo. “En el momento que tomé esa foto, fue como si todo el ruido que tenía en la cabeza desapareciera de golpe”, revela haciendo alusión al componente terapéutico que afirma que le aporta su afición.
Sus referentes en esta disciplina son onubenses que le sirven de inspiración en su camino. “La fotografía en entornos naturales de Francisco Romero Cáceres y el trabajo de Koldo Carro, amigo con quien colaboro en algunas ocasiones en ‘Socio&socio Fotografía’, me gustan mucho y me sirven de ejemplo. Es una suerte tenerlos tan cerca”.
A quienes se inician en la fotografía, ya sea como aficionados o con intenciones profesionales, Isaac les ofrece un consejo sencillo pero valioso: “Sé curioso, prueba y experimenta. La clave está en el ensayo y error”. Subraya que, más allá de las características técnicas del equipo, lo importante es el empeño en capturar el momento y en disfrutar del proceso de cada toma.