“El yoga es una escuela de vida y una atención plena a tu persona”, Teresa Esteban González

Hoy, 21 de junio, se celebra el Día Internacional del Yoga, una práctica milenaria que cada vez más personas integran en sus vidas no solo como ejercicio físico, sino como un camino de bienestar integral. Para entender su verdadera esencia, conversamos con Teresa Esteban González, profesora de yoga y terapeuta holística con más de dos décadas de experiencia. Su historia no solo inspira, sino que demuestra que el yoga es accesible para todos y profundamente transformador.

Llevo practicando yoga veinte años”, nos cuenta Teresa. “Lo descubrí cuando mi hija tenía solo dos años. Estaba en pleno postparto, atravesando momentos de cambios y necesitaba encontrar equilibrio, tanto físico como mental”.

Esa necesidad personal la llevó a conocer a José Manuel Mena, su primer maestro y uno de los pioneros en llevar el yoga a Punta Umbría. “Me fascinó. El yoga me ayudó a encontrar el camino que necesitaba comenzar a andar. En aquel momento me sentía como mucha gente hoy en día, es decir, estresada y algo desorientada. Y fue una herramienta clave para volver a mí”.

Durante los primeros años practicaba como alumna, sin intención de enseñar. “Lo hacía por crecimiento personal. Nunca pensé que acabaría impartiendo clases”, dice con humildad. Sin embargo, el yoga, como tantas veces ocurre, marcó un punto de inflexión. Hace aproximadamente diez años, dejó su trabajo en una empresa del sector del bienestar y, tras hacer un curso para ampliar sus conocimientos sobre yoga, decidió emprender un nuevo camino. Teresa creó su propio centro de bienestar integral, donde fusiona el yoga con otras terapias complementarias.

El yoga, una escuela de vida y de atención plena a tu persona.

Mucho más que complicadas posturas 

Para Teresa, uno de los grandes malentendidos alrededor del yoga es reducirlo a un conjunto de posturas físicas. “En general, el gran público tiene una idea errónea del yoga y piensan que son solo asanas (se refiere a posturas corporales). Pero en realidad es mucho más. Es equilibrar la mente y el cuerpo. Y eso se consigue, entre otras cosas, a través de la respiración consciente”.

Explica que la clave está en algo tan simple, a la vez que poderoso, como parar unos minutos al día y observar cómo respiras. “Respiramos de forma inconsciente, pero cuando lo haces con atención, se convierte en una herramienta de transformación. Puedes hacerlo en el sofá de tu casa. No necesitas un espacio especial ni una hora al día. Basta con cinco minutos de presencia, y poco a poco vas sintiéndote mejor”.

Practicar yoga está al alcance de cualquier persona”, es algo que quiere transmitir Tere. Insiste en que no se trata de una actividad elitista ni exclusiva para personas jóvenes o flexibles. “Desde niños en edad preescolar hasta personas mayores, incluso con movilidad reducida. Se puede adaptar la práctica a cualquier situación. He trabajado con personas con prótesis, con lesiones de espalda, con dificultades físicas… Siempre hay una manera. El yoga en silla, por ejemplo, es maravilloso para quienes no pueden practicar en el suelo”.

Recuerda con ternura cómo su sobrina, con apenas tres años, ya hacía ejercicios de respiración con antifaces hechos a mano por las madres en el colegio. “Para los niños, todo empieza como un juego, pero ahí ya se siembran semillas muy valiosas de conciencia”.

Los beneficios físicos del yoga están bien documentados. Está demostrado que mejora la flexibilidad, tonifica el cuerpo, aumenta la capacidad pulmonar, alivia dolores musculares y articulares. Pero, como bien apunta Teresa, lo más profundo ocurre en el plano emocional y mental. “Te da serenidad. Te cambia la forma de reaccionar ante la vida. Yo era una olla a presión por dentro. El yoga me puso los pies en la tierra”.

Sus alumnos experimentan cambios similares y aumentan su paz interior, mejoran la gestión del estrés y aprenden a tomar decisiones más conscientes. “Te conoces mejor emocionalmente. Aprendes a no dejarte llevar por la irritabilidad. A aceptar. A observar antes de reaccionar. Y eso es libertad”.

Clases de yoga adaptada a las capacidades de cada persona.

Una forma de vida saludable

Yo siempre digo que más que profesora, soy acompañante”, afirma Teresa. “Cada persona tiene su propio proceso, y mi labor es guiar con cariño, adaptándome a sus necesidades”. Su estilo principal es el yoga integral, al que suma meditación, respiración consciente y otras terapias holísticas. No busca que sus clases sean un espacio de exigencia o rigidez, sino un refugio donde cada persona pueda reconectar consigo misma.

El buen ambiente se respira entre las alumnas de Tere.

En su centro no se trata de hacer posturas perfectas, sino de construir espacios de escucha y autoconocimiento. “No es solo hacer saludos al sol o mantener asanas. Es estar presente, aprender a respirar, a sentirte, a parar”.

A quienes sienten curiosidad pero no saben por dónde comenzar, Teresa les invita a conocer este milenaria enseñanza. “Que prueben. Que busquen en su localidad algún centro o instructor que les inspire confianza. No hay que tener ninguna preparación previa. Solo ganas de dedicarte un rato y dejarte acompañar”.

Y también quiere romper la idea equivocada de que el yoga es algo aburrido y es solo silencio. “¡El yoga también da alegría! Nos ayuda a vivir más ligeros, con más humor, con más capacidad de disfrutar lo simple. No todo es silencio, aunque te enseña a estar en silencio, como un regalo saludable”.

Punta Umbría ofrece grandes posibilidades para practicar yoga.

En su vida diaria, Teresa no solo enseña yoga; vive el yoga. “Me ha ayudado a conocerme mejor, a saber hasta dónde puedo llegar, a respetar mis ritmos. En esta vida de prisas y estrés constante, el yoga me recuerda que no hay que correr para llegar a todo. Que la clave está en hacer las cosas desde la calma y la conciencia”.

Cuando le preguntamos si el yoga es también una filosofía de vida, se reafirma en la idea de que  “el yoga es una escuela de vida y una atención plena a tu persona. Todos llevamos una gran persona dentro y no nos damos tiempo de conocerla. El yoga te invita a mirarte, a cuidarte, a estar”.

En el Día Internacional del Yoga, Tere celebra y comparte su aprendizaje con los demás. “Me gusta lanzar pequeñas reflexiones por redes sociales, hablar con sencillez como lo estamos haciendo para este artículo. Porque así es también la vida cuando la vives con conciencia: sencilla, amorosa, y profundamente transformadora”.

La puerta está abierta para que tú, querido lector, pases hacia una nueva manera vivir y de ser.

 

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