Valverde del Camino volverá a vestirse de colores y compromiso el próximo 27 de junio con la celebración del IV Orgullo LGTBI en la Plaza Ramón y Cajal. El programa incluirá actuaciones musicales, lectura del manifiesto, izado de bandera y talleres, en una jornada festiva y reivindicativa que apuesta por la visibilidad, la igualdad y la libertad para todos.
Alejandro Guisado Borrero es trabajador social y colaborador directo en la organización del Día del Orgullo en Valverde, que pone en marcha el Ayuntamiento de Valverde. Su compromiso y su lucha activa en defensa de los derechos del colectivo lo convierten en pieza clave para el buen desarrollo de esta cita. “Mi papel es colaborativo junto a la Concejalía de Diversidad, que nos brinda la oportunidad de organizar un día conmemorativo y reivindicativo, donde podemos fortalecer ese activismo social tan necesario«, explica.
Para Alejandro, no se trata de un «evento» al uso. «El Orgullo no es un festejo. Es un día para celebrar los logros, sí, pero sobre todo para luchar por lo que aún falta por conseguir y por defender lo ya conseguido«. Desde su experiencia, insiste en que la celebración debe entenderse como un acto de resistencia y visibilidad, más necesario que nunca.

La situación actual del colectivo en Valverde, asegura, sigue siendo delicada. «Es una realidad desequilibrada e inestable. Yo mismo sigo recibiendo agresiones verbales por redes sociales simplemente por ser un chico abiertamente gay que se maquilla. Nos insultan, nos señalan. Aún hay miedo, aún hay mucha ignorancia«.
Alejandro valora especialmente el respaldo institucional del Ayuntamiento. «Contar con una entidad pública que nos apoya, que nos da espacio y voz, marca una gran diferencia. Podemos ofrecer conocimiento verdadero, romper mitos y acercar nuestras realidades a quienes aún no las entienden«.
El programa de este año incluye actividades para todos los públicos. «Desde los más pequeños hasta las personas mayores, el Orgullo está pensado para toda la ciudadanía. El manifiesto que se leerá en el Teatro Municipal es uno de los momentos más significativos, porque nace del corazón, desde la lucha, la reivindicación y el activismo«.
Otro de los momentos clave será el pasacalle y la parada frente al mural de García Lorca con la bandera del orgullo. «Ahí podremos expresar libremente nuestra alegría, nuestro dolor, nuestra historia. Es una forma simbólica pero potente de ocupar el espacio que siempre nos negaron«.
Mucho camino por recorrer
Alejandro también reflexiona sobre los retos que enfrenta el colectivo en la actualidad. «Estamos en pleno siglo XXI y aún se debaten las terapias de reconversión en algunas comunidades. ¿En qué siglo estamos?«, pregunta retóricamente.
Uno de los mensajes que Alejandro quiere dejar claro es el impacto que tienen los discursos y comportamientos homófobos. «Debemos ser conscientes del daño que hace un simple comentario, un insulto. Hay muchas personas del colectivo que terminan quitándose la vida por acoso, por no sentirse aceptadas, y esto no es una realidad aislada«.
Sobre su experiencia personal, Alejandro se sincera. «En el instituto sufrí acoso, bullying, agresiones. Muchas noches lloraba porque no quería volver a clase. Me bajaban los pantalones a gritos de ‘maricón’. Años después, cuando se celebró el primer Orgullo en Valverde, vi allí a algunos de esos agresores. Bailaban, llevaban pegatinas con la bandera. Para mí fue muy fuerte. Significó que algo estaba cambiando«.
Alejandro destaca que no se trata de adoctrinar, sino de educar en respeto. «La diversidad no es un lujo, es una realidad. El Orgullo es eso: visibilizar la diversidad, hacerla aceptada y celebrada por todos«.
A los jóvenes que hoy se sienten solos o confundidos les lanza un mensaje directo. «No estáis solos. Hay entidades que os apoyan, que os protegen. El miedo acobarda, pero se puede vencer. Si luchas contra él, te haces más fuerte. Siempre hay momentos oscuros, pero también momentos de luz. El mío fue cuando la Concejalía de Diversidad me invitó a participar en esto y me hizo sentir libre y respetado«.
Desde su experiencia de superación y con un testimonio narrado sin tapujos, Alejandro Guisado representa a una generación ejemplar que no quiere callar más. Desde Valverde, recuerda al mundo que la lucha por los derechos LGTBI no es cosa del pasado, sino que sigue viva, y tiene nombre, rostro y voz.
Nuestro protagonista nos da las «gracias por dar voz al colectivo LGTBI en Valverde”; nosotros le damos las gracias por su valentía y la enhorabuena por su entereza ante la adversidad.