El jueves 10 de julio, la plaza Ramón y Cajal acogerá una concentración organizada por la Plataforma de Valverde por la Paz en Palestina, un colectivo ciudadano que nace del corazón del pueblo y que busca despertar conciencia frente a uno de los conflictos más cruentos y silenciados de la actualidad. La cita comenzará a las 21.00 horas y combinará manifestación, performance, música y un manifiesto emocional que pretende conmover y movilizar a la población local.
Yunyi Villadeamigo Becerro, educadora social y una de las creadoras de la plataforma, comparte su implicación social con la causa: «Siempre he estado en todas las luchas sociales. Esta guerra me toca el alma«, afirma. La plataforma nació de forma espontánea, entre amigos y conocidos, poco después del inicio del conflicto. Ya en los primeros compases de la guerra organizaron una pequeña manifestación en la plaza, aunque con escasa participación. Sin embargo, la prolongación de la violencia ha impulsado a muchas personas a implicarse de nuevo.

«Queremos sensibilizar a la población. Nos llegan datos espeluznantes, con más de 56.000 víctimas, 15.000 de ellas niños. Se bombardean hospitales, escuelas, se niega la ayuda humanitaria. Esto no es una guerra, es un genocidio«, denuncia Yunyi. Su indignación es compartida por los más de veinte colectivos valverdeños que se han adherido a la plataforma, entre ellos asociaciones culturales, clubes deportivos, colectivos sociales y organizaciones religiosas. «Es una respuesta ciudadana. No queremos banderas de partidos ni de sindicatos. Es un acto humano, no político. Nadie nos representa, lo hacemos desde el corazón«, enfatiza.
La cita del jueves tendrá una estructura sencilla pero cargada de simbolismo. Tras una bienvenida y agradecimiento, se leerá un manifiesto a tres voces (dos mujeres y un hombre), con frases recogidas de testimonios de cooperantes, Médicos Sin Fronteras y habitantes de la Franja de Gaza. «No es un texto convencional, es una expresión de sentimientos«, explica Yunyi. A continuación, se desplegará una gran bandera de Palestina sobre la que los asistentes depositarán ramas de olivo, en silencio, acompañados por una música de fondo que evocará el dolor y la esperanza.
El acto culminará con la interpretación de varios temas musicales por la paz, a cargo de jóvenes músicos valverdeños. «No sabemos cuánta gente vendrá, pero ya sentimos el respaldo en la calle, en las redes, en las asociaciones que se han sumado«, cuenta con esperanza. La Plataforma de Valverde por la Paz en Palestina ha repartido manifiestos en distintos eventos recientes y en conciertos locales. «La gente pregunta, se interesa, quiere saber. Es hora de salir a la calle y decir basta«.
Para Yunyi, la clave está en la movilización popular. «Los derechos se han conquistado siempre con lucha en la calle. No podemos quedarnos impávidos. Lo que ocurre allí es una barbarie, y Europa mira hacia otro lado. La ONU lanza advertencias, pero no se actúa. ¿Cuántos niños más tienen que morir?»
Su confianza está depositada en las organizaciones humanitarias; en quienes están cerca del conflicto y de los afectados. «Yo me fío de los cooperantes, de Médicos Sin Fronteras, Amnistía Internacional, Cruz Roja. Ellos están sobre el terreno. No me creo la versión de los grandes medios. Nos están mintiendo«. Consciente de la complejidad política del conflicto, Yunyi reconoce el horror de los atentados de Hamás, pero insiste en que «la venganza ha superado cualquier límite. Esto es una guerra desigual que ha derivado en genocidio«.
Pese a todo, mantiene la esperanza. «Yo no la pierdo nunca. Si la perdiera, no me movería. Creo que si nos movilizamos masivamente desde lo local hasta lo internacional, algo cambiará. Los gobiernos deben escuchar«.

El próximo jueves, Valverde alzará la voz por Palestina, en un gesto de solidaridad y humanidad. Una acción pacífica, apartidista y profundamente empática que demuestra que, incluso desde un rincón del sur de España, la conciencia y la compasión siguen vivas. «La Paz es la única batalla que vale la pena librar«, dice Yunyi parafraseando a Albert Camus.







