“Yo soy muy de Punta Umbría y aquella obra rendía homenaje a la gente del pueblo”

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Por: José Luis Galloso

Han pasado ya 18 años desde que el Teatro del Mar de Punta Umbría levantó el telón para acoger uno de los espectáculos más singulares que se recuerdan en la localidad, como fue “Punta Umbría, Obra Lírica Flamenca”. Aquella fue una opereta andaluza en clave de fandangos que narraba la historia reciente del municipio con emoción, raíces y arte. El montaje, estrenado en abril de 2013 como parte del programa del 50 aniversario de la independencia municipal, ha vuelto a cobrar vida gracias a su publicación en redes sociales, donde en las últimas semanas ha acumulado miles de visualizaciones y una ola de nostalgia entre los vecinos.
La idea de rescatar el vídeo, guardado durante años, partió de Antonio Álvarez, uno de los participantes. El precursor y padre del espectáculo, Diego López Silva, relata la idea: “Antonio propuso compartirlo en las redes y, desde entonces, se ha disparado la memoria de todo aquello”, cuenta entre risas. En apenas unos días, el espectáculo se ha convertido en un viaje colectivo, envuelto en música, que revive cómo era Punta Umbría en la década de los sesenta.

Diego López Silva sobre durante el desarrollo de la ópera lírica.

La obra fue concebida como un homenaje al pueblo, a su gente y a sus raíces marineras. Con un formato que combinaba cante, toque, baile e imágenes antiguas para relatar, a través de cincuenta fandangos, la evolución del municipio desde su fundación en 1963. Sobre el escenario participaron más de quince artistas locales, entre músicos y cantaores, acompañados de proyecciones cedidas por vecinos y amigos, fotografías antiguas y grabaciones en tres dimensiones.

Los cantaores de la ópera sobre el escenario.
Las cantaoras recrearon la vida de las mujeres de aquella época.
Los músicos que participaron en la ópera lírica flamenca.

Participaron ocho músicos y siete personas cantando”, recuerda López Silva, que se encargó de componer todas las letras y la música. “Los 50 fandangos los hice yo, los escribí, los monté uno a uno. Tuve ayuda de gente del pueblo, como el músico Juan Luis Ramírez, el aficionado a las artes audiovisuales Carlos Madrid con los vídeos o Manuel Blanco, de Isa Fortes, con fotos antiguas de la época. Pero el peso me tocó a mí. No fue fácil porque la gente trabajaba, tenía que atender a sus familias y ensayar con tanta gente tenía su dificultad”.
El proyecto se gestó durante meses de trabajo. Diego confiesa que tardó casi ocho meses entre la composición y los ensayos. “Estuve unos cinco meses componiendo solo en casa, y luego cuatro meses ensayando con los músicos. Lo hacía todo de oído, porque no sé música, y eso lo hacía aún más difícil. Pero salió bastante decente para ser aficionados”.

La obra en el escenario del Teatro del Mar

El estreno, celebrado el 20 de abril de 2013, fue un éxito rotundo. Las entradas se agotaron y hubo vecinos que se quedaron sin poder entrar. “La gente estaba en la puerta pidiendo que lo repitiéramos, pero yo dije que no, que las segundas partes nunca son buenas. Se grabó en vídeo, se hizo un libreto con las letras y todo se metió en el archivo del Ayuntamiento. Y ahí quedó”, recuerda.
Diego López Silva, siempre participativo en la vida artística local, se inspiró en sus propios recuerdos de infancia para escribir las letras. “Todo lo que se cuenta sale de mis vivencias desde niño: cuando los barcos eran de vela, cuando las madres lavaban en la playa, cuando jugábamos en la arena y los padres estaban en las tabernas. Yo viví en una caseta, y de ahí salieron algunas letras muy bien recibidas por el público, entre muchas otras”, explica.
El autor reconoce que se sintió abrumado por la respuesta del público en aquel entonces, y de nuevo ahora con la difusión del vídeo. “En estas semanas me han felicitado muchísimo. Me escriben, me llaman, me dicen que les ha emocionado volver a verlo. Me siento muy orgulloso de haber hecho algo por mi pueblo. Soy muy de Punta Umbría, siempre me ha gustado colaborar en todo lo que tenga que ver con mi tierra”, asegura.
Diego recuerda con especial cariño la implicación del equipo, desde los guitarristas, cantaores, la bailaora, figurantes y mucha gente que trabajó a la sombra. “Fue un espectáculo que unió a todos aquellos artistas y al pueblo. Eso no se olvida”, sonríe.
Y también quienes participaron sobre el escenario tienen gratos recuerdos de aquello. Ana Franco recuerda el proyecto como el impulso que la hizo “retomar el flamenco”, volver al estudio de los estilos de fandangos, subirse de nuevo al escenario y, sobre todo, comprender mejor la historia de Punta Umbría y de sus familias marineras. Enrique González subraya la “sintonía” de los ensayos: días de compromiso pese a las ocupaciones, con un ambiente extraordinario, gran puesta en escena y caracterizaciones cuidadas, incluso con documentación directa de los rederos para dotar de veracidad a las acciones. Antonio Álvarez añade la certeza que da el paso del tiempo: al revisitar el vídeo, percibe con claridad el valor de aquello que quizá entonces no se calibró del todo.
En lo personal, los tres coinciden en que el montaje fue un revulsivo creativo y humano. Ana habla de disciplina, estudio y crecimiento artístico. Enrique lo vivió con “alegría e ilusión”, con la motivación alta y una convivencia que reforzó amistades entre músicos, cantaores y figurantes. Antonio lo resume como un tiempo breve pero “muy bonito”, cuya belleza se aprecia aún más hoy.
En lo comunitario, la obra actuó como espejo y memoria. Para Ana, ayudó a muchos a conocer la historia local y a los mayores a revivir su época. Enrique sostiene que “movió el alma” del público, recordó de dónde viene Punta Umbría y la lucha de sus vecinos en tiempos difíciles, demostrando que el pueblo responde unido cuando se trata del bien común. Antonio la ve como una “ventana al conocimiento” que trasciende el cante: un servicio cultural y educativo que ha emocionado a mayores, a quienes viven fuera y a quienes ya no están. Hoy, en redes, el eco de aquel esfuerzo vuelve a conectar generaciones.

Cristina subió al escenario encinta para dar más veracidad a la obra.
Juani y Antonio durante la obra.
Luis y María sobre el escenario del Teatro del Mar.
La ópera recreó el ambiente de las tabernas marineras de la época.

¿Volverá el espectáculo al escenario?
A pesar del impacto social que ha supuesto la aparición de la obra en las redes sociales, su creador confiesa que es complicado volver a representarla. “Es un trabajo arduo y hay que reunir a gente que, sobre todo, tenga compromiso y tiempo. Y eso tiene su dificultad”.

Diego López Silva, creador de la Ópera Lírica Flamenca.

Diego incluso intentó montar una segunda obra años después, dedicada a las mujeres de los marineros, “porque ellas sufrían más en casa que los hombres en la mar”. La compuso entera, pero no llegó a estrenarse. “La gente tenía dificultades para asistir a los ensayos y hubo que parar… me aburrí. Es muy sacrificado. Si tuviera un grupo nuevo, con músicos preparados, a lo mejor lo intentaba otra vez, pero no es fácil”, confiesa.
A sus 68 años, Diego López Silva continúa disfrutando del sedimento emocional de aquellos momentos. “Los pueblos viven de sus raíces. Y eso era lo que queríamos recordar con la obra, que para querer a Punta Umbría no hace falta haber nacido aquí, basta con sentirla”, afirma.
Dieciocho años después, su ópera flamenca alcanza la mayoría de edad convertida en símbolo de identidad local. Y en cada reproducción del vídeo que circula por las redes, el eco de aquellos fandangos vuelve a sonar, recordando a todos los puntaumbrieños que la historia también se canta.

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